Capítulo 0
Hace unos cuantos
años atrás me contaron una historia. Casi no me la creí, debo admitirlo. Pero,
bueno, todo es posible en este mundo. La cuestión ahora es como contárselas a
ustedes. Ya que no sé por dónde comenzar. Ya sé, no faltara quien me diga “Por
el principio idiota”. Pero no es tan fácil encontrarle el inicio a todo.
Así que comenzaré
presentándoles a los cuatro personajes principales de este relato.
Por un lado, tenemos
a Brenda y Ana, dos amigas de toda la vida, inseparables; quienes llegan a la
ciudad Buenos Aires cargadas de sueños y muchas expectativas. Ellas vienen de
una pequeña ciudad de no más de 80.000 habitantes. Lo que comparada a la
Capital Argentina sería un simple pueblo.
Brenda es una joven
de apenas 18 años, que viene a la capital a estudiar arte. Algo que realmente
le apasiona. Es dulce, tímida y trae consigo uno que otro miedo que intenta
ocultar. Ella perdió a su madre cuando tenía tan sólo siete años. Y por eso, es
muy apegada a su padre. Siempre fue una excelente alumna, lo que le valió una
beca de estudio en una prestigiosa escuela de arte capitalina. Siempre fue la
hija perfecta, y tiene a su padre, Roberto, muy orgulloso. Él se desvivió por
ella e intenta darle todo.
No es muy alta.
Apenas 1,67 m. de altura, delgada, ojos marrones, cabellos castaños. Bastante
bonita.
Ana tiene la misma
edad que su amiga, a la cual conoce desde los cinco años. Fueron a la escuela primaria
y secundaria juntas. Y han sido las mejores amigas siempre. Ella no viene a
estudiar, sino en busca de una buena oportunidad de trabajo. Nunca conoció a su
padre, de su madre jamás habla, vivió y creció con su abuela materna, Amalia, a
quien ve como su verdadera madre. Al ser muy amiga de Brenda, casi se criaron
juntas, es por esto que Roberto, considera a Ana como una hija. Es alegre, para
nada tímida, extrovertida, y capaz de todo lo que Brenda nunca se atrevería a
hacer. Es el apoyo emocional de su amiga, y su confidente. Muy hermosa, ojos
verdes, cabello rubio, 1,70 m .
de estatura. Buen cuerpo.
Así es que estas dos
chicas están en la gran ciudad junto a Roberto, quién las trajo y les alquilo
un departamento en una buena zona. Como todo padre, Roberto algo temeroso de
dejar a sus hijas solas les pidió que se comportaran, que se cuidaran entre
ellas y a Brenda, por supuesto que estudiará y a Ana que consiguiera trabajo.
Pues él no podría pagar el alquiler solo por mucho tiempo. Apenas estuvieron
instaladas, se marcho a su ciudad.
Y por el otro lado,
los otros dos personajes de la historia son a Alex y Daniel. Amigos desde
siempre, huérfanos ambos. Se criaron juntos en un orfelinato. Viven en Buenos
Aires desde hace tres años, pero vienen del norte del país. Ambos son algo
misteriosos pues no les agrada hablar de sus pasados.
Daniel, es el más
guapo y mujeriego. Alto, rubio, ojos azules. Un lindo adonis que lo tiene todo
para conquistar a las mujeres. No sólo por ser lindo sino que tiene un buen
carácter y es muy respetuoso a la hora de tratar a una mujer. Él es mayor, sólo
por un año nada más, que Alex. De quién es inseparable y siempre se comporta muy
protector.
Alex, es un tanto
tímido, misterioso, introvertido y callado. Tiene 24 años, pero parece mucho
más joven. Es lindo, tiene un rostro muy aniñado, no es tan varonil como
Daniel pero siempre se esfuerza por
serlo. Y si es muy educado y respetuoso. Apenas pasa el metro setenta, ojos
marrones, tez blanca, pelo castaño corto, muy delgado. Pero tiene sobre si una
gran carga y un secreto que día a día le es difícil de sobrellevar.
Estos dos amigos
viven y trabajan juntos y desde hace dos años abrieron una agencia de
detectives. Les va muy bien. Ambos
ocultan un pasado en común que les duele y no quieren sacar a la luz.
Capítulo 1
Alex terminó de
peinarse, se acomodó su ridículo bigote falso y mirándose al espejo se dijo
“Cuando podré volver a ser yo”. Salió del baño y se encaminó a la puerta de su
departamento.
Al mismo instante,
con tres bolsas del supermercado Brenda caminó hacia la entrada del edificio
donde estaba su nuevo hogar.
Alex salió del
ascensor algo apurado, sabía que ya llegaba tarde a la oficina.
Brenda cruzó la calle
cargada con las bolsas y caminó unos metros por la vereda hacia la puerta del
edificio donde viviría ahora.
Ambos se chocaron en
la entrada, Alex saliendo y Brenda entrando. Al
unísono ambos se disculparon: “Lo siento, perdón”.
Alex cortésmente le
cedió el paso. Y ella pasó, casi sin mirarlo.
Brenda: - Gracias.
Alex: - De nada.
Cada cual siguió su
camino sin pensar en que ese sería el primero de muchos encuentros entre ambos.
…Bajó la escalera
corriendo, y maldiciendo que otra vez alguien dejo la puerta del maldito
ascensor abierta. Al llegar a la puerta, la abrió bruscamente y se chocó con
Brenda que iba entrando con una caja en sus brazos. Y no se había dado cuenta
que Alex venía saliendo.
Sólo fueron unos
segundos en que ambas miradas se cruzaron.
Alex: - Perdón, no te
vi.
Brenda: - Disculpa,
yo tampoco te vi.
Alex tomó la caja que
Brenda traía. Pero Ella no la soltaba.
Alex: - ¿Te ayudo?
Brenda: - No, Gracias
puedo sola.
Alex soltando la
caja, se hizo a un lado dejando pasar a Brenda por la puerta.
Alex: - Bueno,
entonces nos vemos. Bye.
Brenda, no respondió.
Y siguió su camino hacia el ascensor.
Era la segunda vez en
el día que se tropezaba con Alex.
Brenda se dedicó a desempacar
y a re decorar su nuevo hogar. Ana ayudaba, y pensaba que debería salir a
buscar trabajo lo antes posible, pues sus ahorros no eran mucho. Y aunque el
padre de Brenda le había dicho que había pagado el alquiler por tres meses, No
se sentía capaz de vivir de arriba. Necesitaba encontrar trabajo lo antes
posible. Y así pagar su parte del alquiler.
Brenda no tenía esa
preocupación por el dinero. Pero si sabía que debía estudiar y quería que su
padre estuviera orgulloso de ella. Pues, sabía todo lo que había luchado y
trabajado para poder enviarla a la gran ciudad a estudiar.
Así es que las dos
jóvenes, se dedicaron la primera semana en Buenos Aires en acomodarse en su
nuevo hogar, en averiguar horarios de colectivo, calles, y a conocer el barrio
donde vivirían, a los quienes vivían en el mismo edificio que ellas.
Por su lado, Daniel,
ocupado como siempre en un ir y venir, entre trabajar y salir de noche a
divertirse. Sólo pensaba en pasarla bien.
Alex, tenía una
personalidad más disciplinada, se ocupaba más de trabajar y muy poco de salir.
Estos cuatro jóvenes
no sabían que sus vidas se unirían. Parecía que el destino les traería muchas
sorpresas a las dos parejita de amigos. Estaba claro que cada uno traía una
historia que haría que repercutiera en todos y los uniera.
Capítulo 2
Alex llegó a su
departamento y apenas entró, le preguntó a su compañero.
Alex: - Hey Dani, ¿No
salís está noche?
Daniel: - No, ya pedí
la pizza, ya comienza el partido… – le respondió tirándose en el sofá y
encendiendo el televisor.
Alex fue a la
heladera y sacó unas botellas de cervezas, se acercó a su amigo, se sentó a su
lado, convidándolo con una de las cervezas. Ambos miraban un partido de futbol
por la T.V.
Poco a poco, Alex se
fue recostando en el hombro de su amigo, quien muy cariñosamente movió su brazo
y le abrazó.
La amistad que los
unía era más fuerte que todo. Se respetaban, la confianza entre ambos era
ciega.
Al mismo momento,
pero en el departamento de enfrente.
Ana: -¿Brenda te parece
que mañana salgamos a tomar algo y a conocer la noche porteña?
Brenda: - No me
interesa salir, tengo que ponerme a leer algunos libros para la facultad.
Ana: - Vamos, no seas
una nerd. Salgamos, Sólo unas horitas.
Brenda no respondió y
se tiró en su cama a leer. Por su parte Ana, se fue al living a ver televisión.
A la mañana siguiente,
Ana se encontraba charlando con Chabela, la encargada del edificio, en la
puerta del departamento de esta última. Contándole que necesitaba trabajo.
Chabela: - Bien, niña
seguro consigues algo. Yo si me entero de algo en el barrio te aviso.
Ana: - Gracias
Señora.
Chabela: - Nada de
señora, Chabela, aquí todos me llaman así hija…
Ana: - Está bien,
Chabela. Muchas Gracias. Ahora me voy, tengo una entrevista en un bufete de
abogados, a ver si consigo un puesto de secretaria….
Chabela: -Vaya hija,
espero que tengas suerte…
Ana se despidió de
Chabela y se encaminó a la puerta de salida del edificio, Daniel que entraba no
pudo controlar sus hormonas.
Daniel: - ¡Hola
linda!
Ana: - ¿Linda? Creo
que te has equivocado, No me llamo Linda.
Daniel: - Bueno,
Perdón, Hola Hermosa entonces…
Ana: -¿Eres así con
todas?
Daniel: -Uy, me
atrapaste, ¡Qué mal seductor soy! – Dijo riendo y cediéndole el paso a Ana para
que pasara.
Ana: -¿Así qué me
quieres seducir, y ni siquiera me conoces?
Daniel: -Bueno, nooo…
sólo quise ser cortés, pero me salió el tiro por la culata. Mis disculpas –
Extendiendo su mano para saludarle y continuó – A propósito, soy Dani, y vivo
en el depto frente al tuyo.
Ana: -Yo Ana… - Dijo
sonriendo y tratando de disimular su
entusiasmo – Pues otro día le seguimos con la presentación, es que llego tarde
a una entrevista de trabajo… - Diciendo esto dio media vuelta y caminó.
Dani: - Nos vemos y
suerte Ana
Ana: - Gracias, nos
vemos, Bye… - Le respondió sin detener su andar.
En la otra punta de
la ciudad, Brenda entraba a una pequeña Galería de Arte. Y Alex salía de una de
las oficinas del lugar.
Alex la reconoció.
Brenda miraba absorta los cuadros colgados en la pared de esa pequeña galería
de arte. Que ni le había visto. Silenciosamente Alex se acercó a ella.
- Disculpa, Eres
Brenda ¿no? – Brenda le miró algo distraída.
- Si, ¿Por? –
-Hola soy Alex, tu
vecino. Me parecía que eras tú, pero no estaba seguro. – le dijo
-Hola, ¿Qué haces
acá? – preguntó Brenda
-Nada, sólo he venido
a hacer unas averiguaciones, Me ha enviado la compañía de seguros. Sucede que
hubo un robo aquí el mes pasado. Y
quieren verificar que ese robo realmente existió y no es una tramoya para
cobrar el seguro. ¿Entendes?
-Sí, claro. Eres
detective.
-Aja, y A ti, te
gusta mucho el arte veo.
-Sólo he aprovechado
el día, ya que no tengo clases, para venir aquí a ver esta exposición.
-Bueno, no te molesto
más, debo continuar con mi investigación. Nos vemos.
Se despidieron.
Brenda continuó recorriendo el lugar y mirando los cuadros que se exponían
allí. Por su parte, Alex, se acercó al guardia de seguridad y le comenzó a
hacer algunas preguntas de lo sucedido…
Desde donde se
encontraba Alex, podía verla, ella parecía hipnotizada mirando los cuadros.
Trató de concentrarse en las respuestas que el hombre de seguridad le estaba
dando, pero de reojo la miraba.
Brenda se encaminó
hacia la puerta de salida del local, cuando una voz dijo su nombre:
-Ey Brenda. ¿Ya te
vas?
Se dio media vuelta
para ver venir caminando a Alex hacia ella.
-Sí, ya se me hace
tarde y pierdo el tren.
-Pues no te apures,
que yo te alcanzó a casa. Digo ¿si te vas para casa?
-Sí, me voy para mi
casa, pero no es necesario
-No es molestia, yo
también ya me voy para el depto.
Brenda algo tímida,
no quería aceptar. No lo conocía. Y ella no era muy confianzuda con la gente.
Pero algo en la mirada de Alex la hacía sentir segura. Y aceptó. Alex le dijo
que su auto estaba estacionado en la esquina y sin hablar la invito a ir
caminando hacia el vehículo.
-Aquí está – dijo
Alex, sacando del bolsillo de su pantalón las llaves. Y apretando el botoncito
de la alarma. Se acercó a la puerta del acompañante y la abrió – Suba Señorita – a lo que Brenda sólo dijo –
Gracias.
Brenda subió en
silencio. Alex dio media vuelta al auto y se subió. Arrancó el coche y salieron
en marcha.
En el camino, ninguno
hablaba. Alex conducía. Y Brenda lo miraba de reojo. Realmente era un hombre
muy lindo, Pero ese bigote estúpido que llevaba no le quedaba. Ella lo miraba
discretamente. Y seguía pensando que era demasiado bonito, tenía rasgos muy
aniñados. Casi de niña. Eso le llamó mucho la atención. Entonces pensó que
usaba ese ridículo bigote para verse más varonil.
Por su parte, Alex se
maldecía por dentro, por no ser tan atrevido como Daniel. Pero Sabía que con
Brenda sólo podía acercarse como un amigo.
Por fin se animó a
romper el silencio:
-¿Y qué te parece la
ciudad? ¿Te gusta o no?
-Mucho no he
conocido. Me gusta, pero a la vez, me asusta un poco.
-Ya te acostumbraras
– dijo Alex, y prosiguió diciéndole que si le gustaba todo respecto al arte, se
ofrecía a averiguarle de los lugares importantes que pudiera conocer.
Continuaron hablando
de Buenos Aires y de los lugares que a ella le podían interesar.
Al llegar, Alex estacionó el auto y le dijo:
-Mira, tengo que
llevar el auto hasta la cochera que esta acá a media cuadra, ¿Qué hacés, te
bajas aquí o me acompañas?
-No, ya, yo me bajo
aquí, Muchas gracias por traerme.
-De nada vecina, fue
un placer ser su chofer.
Brenda bajó del auto,
despidiéndose con un simple chau. Cerró la puerta y camino apresuradamente
hacia la entrada del edificio. Apenas la vio entrar. Alex encendió de nuevo el
motor del auto y avanzó por la calle despacio hacia la cochera.
Ya en el
departamento.
-Hey, ¿De dónde
venís? – Preguntó Ana cuando la vio entrar a Brenda al departamento.
-De una galería de
arte – respondió sacándose su campera y dejándola sobre el sofá.
-Ah ¡Pensé que tenías
clases!
-No, los jueves no
tengo clases – contestó Brenda encaminándose hacia la cocina. Y sin voltear a
mirarla le preguntó- ¿y vos que hiciste?
-Nada, fui a dos
entrevistas, pero nada. Esta muy difícil conseguir un empleo – respondió
siguiendo a Brenda a la cocina.
Allí continuaron la
charla y comenzaron a prepararse la cena juntas.
Casi al mismo tiempo,
Alex entró a su departamento.
-Dani ya llegué.
¿Estás?
-Sí, en la cocina.
-Noooo, no me digas
que vas a cocinar, por favor, hermano se me acabó la Hepatalgina. (Protector
hepático).
-Idiota, sólo
caliento tu estofado de ayer – respondió. Y le hizo señas con una mano para que
pusiera la mesa – Ve poniendo la mesa que ya está.
-Bien, llegué justo –
Dijo Alex y comenzó a poner la mesa.
Daniel, sacó la olla
del fuego y la llevó así no más a la mesa y comenzó a servirle en el plato a
Alex, quien ya se había sentado y abría unas cervezas para ambos.
Mientras cenaban,
Alex rompió el silencio.
-Che, Debemos buscar
una secretaria. Me estoy volviendo Crazy.
-¿Qué?
¡Que necesitamos una
secretaria Hermano! Con tanto trabajo no he podido poner un tonto aviso en los
clasificados.
-La chica del frente
busca trabajo – Dijo Daniel como haciéndose el desinteresado.
-¿Qué chica? –
Preguntó Alex.
-Ana, nuestra hermosa
vecina de acá en frente.
Alex ya lo conocía y
sabía cuando una chica podía gustarle a su amigo. Y Ana era el tipo de chica
que podía hacerlo ponerse un tonto.
-¡Ah! Ana… jajaja
-¿De qué te ríes? La
pobre está buscando trabajo desde que llegó a Buenos Aires, seguro se le ha
hecho difícil encontrar – dijo Daniel con cara de buen samaritano.
-Sí, sí, entiendo.
Pero una cosa – le dijo Alex, mirándolo, y haciendo que éste le prestara
atención – ¿Sabes qué si la contrato como secretaria no podrás ir detrás de
ella en plan conquista?
Daniel puso cara de
hombre pensativo y haciendo una mueca de mala gana le respondió:
-Pues ni modo,
ofrécele el trabajo. Además, es una niña, apenas debe tener 18 años. No estoy
para andar jugando a la niñera yo…. – respondió Daniel poniendo cara de no
estar interesado en Ana. Pero en el fondo la chica realmente le gustaba, Y eso
lo hacía sentir medio raro, pues no la había visto tantas veces. Pero si se le
había grabado la carita y los ojitos en su memoria.
Alex: -¿Estás seguro
Dani?
-Claro que sí, no soy
asalta cunas – respondió levantándose de la mesa y dejando su plato en el
lavaplatos de la cocina.
-Ok, no quiero que
después te arrepientas – dijo Alex mirando su reacción. Se dio cuenta que por
primera vez, una chica que le gustaba se salvaría de sus garras sólo por el hecho
de no tener más de 20 años. Pero sintió orgullo de saber que su amigo, podía
ser todo un don Juan, pero que nunca se aprovecharía de ninguna menor de edad.
Capítulo 3
A la mañana siguiente,
Alex algo apurado, golpeó a la puerta del departamento de las chicas. Ana que
estaba desayunando fue a abrir la puerta.
-Hola disculpa, No
quiero molestar – Dijo Alex.
-Hola, eres Alex ¿no?
-Sí, soy Alex, ¿y tu
Ana? Estoy algo apurado, llegó tarde a mi oficina.
-¿Necesitas algo?
-Sí, una secretaria.
– Le contestó sonriendo
-¡Ah! – No entendía
lo que estaba diciendo Alex
-Perdón, Ana, me
dijeron que estás buscando trabajo. Y yo necesito una secretaria, Por eso, vine
a preguntarte ¿Si te interesaría?
-¿Y cómo sabés que
busco empleo? – Preguntó Ana algo confundida.
-Me lo dijo Daniel,
mi compañero de departamento.
-Pues no sé, yo… -
Alex no la dejó terminar de hablar y sacando una tarjeta del bolsillo de su
camisa, se la entregó.
-Mira, ve dentro de
dos horas a la oficina y hablamos ahí bien, sobre horarios y sueldo… ¿Si te
parece?
-Ok, lo pensaré – Le
respondió Ana tomando la tarjeta y leyéndola.
Alex se despidió
atentamente y salió apurado.
-Brendaaaaaaaaaa –
Gritó Ana entusiasmada cerrando la puerta después que Alex se fuera.
-Acá estoy, no
grites.
-No vas a creerlo.
-¿Qué cosa?
-Ese Alex vino a
ofrecerme trabajo.
-¿Qué? ¿Quién?
-Alex, nuestro vecino
del enfrente.
-Ah… ¿Trabajo de qué?
-De secretaria.
-¡Qué raro! ¿Y cómo
sabe ese Alex que vos buscabas trabajo?
-Pues parece que se
lo dijo Daniel, ya te conté que el otro día se hizo el galán conmigo abajo en
la entrada y yo le corté el rostro. Y le dije que debía irme a una entrevista
de trabajo. Así que supongo que por eso, me viene a ofrecer el trabajo. O
Chabela le debe haber dicho algo. No sé.
-O sea que si
aceptas, ese tal Daniel puede pedirte algo… a cambio ¿no?
-No sé – Ana se rió y
se metió en su cuarto a cambiarse. Brenda la siguió…
-¿No sabés?
-No, no sé, no seas
tan desconfiada de la gente Brenda. Además si se me tira un lance otra vez, no
soy ninguna niña tonta. Y sé cómo pararle el carro. Igual ojala lo haga porque
esta tan lindo…
Ya en la oficina…
…Ana llegó a la
puerta de la oficina y golpeó. Algo apurado Daniel abrió y al verla sonrío.
Ella se puso un poquito nerviosa pero lo disimulo.
-Hola, pasa.
-Hola, vine por lo
del empleo – Contestó.
-Sí, sí, Pasa, así
hablas con Alex, que es quien se ocupa de eso. Yo debo salir rápido… nos vemos
después – Le dijo y salió de la oficina y cuando cerraba la puerta dijo –
¡Alex, gente! – Y se fue.
Ana pasó, y comenzó a
mirar la pequeña oficina, donde había unas sillas, y un pequeño escritorio.
Casi nada de decoración tenía el lugar.
Alex salió de otra
oficina. Y al verla. Sonriendo la invitó a pasar a su oficina. Así lo hizo Ana.
Dentro charlaron sobre la oferta de trabajo, é le explicó lo que debería hacer,
y cuanto podía pagarle de sueldo. Ella sintió confianza, y se dio cuenta que no
era una mala oportunidad. No eran muchas horas de trabajo lo que le estaba
exigiendo, sólo horas a la mañana, y por la tarde, atender el celular de la
oficina y mantener las citas y la agenda al día. Y eso podía hacerlo donde
estuviera. Lo que le daba chances de buscar otro empleo por la tarde. Así que
no lo pensó mucho, y acepto el trato.
Alex contento le dijo
que como era viernes, mejor comenzaba el próximo lunes a trabajar. Y le acentúo
- pero si te llevas la notebook y el
celular de trabajo para que desde casa ya vayas atendiendo si te parece. Yo hablaré
con el contador para que me haga el contrato de trabajo y supongo que el martes
ya lo firmamos. - Cerraron la charla con un apretón de mano.
…Brenda iba llegando
de la facultad, al entrar al departamento, se encontró con Ana tirada en el
sofá, hablando por celular y escribiendo en una notebook.
-¿Y qué paso?
-Ya tengo el empleo,
comienzo el lunes, bah, ya comencé. Estoy agendando una cita para la semana que
viene.
-Genial ¿y Daniii? –
Preguntó Brenda riéndose.
-No sé, mucha bola no
me dio, sólo hable con Alex que es re piola.
-¡Ah!
-Tenemos que
festejar. Salgamos a tomar algo esta noche.
-Cualquier excusa es
buena para vos para salir.
-¡Siiiiiiiiiiii!
-Está bien, sólo
porque conseguiste empleo. Pero sólo unas horas. ¿Y a dónde iremos?
-Me dijeron de un bar
con buena onda acá a cinco cuadras.
-¿Te dijeron?
-Sí, las chicas del
3ro.
-Ok, pero no pienso
quedarme toda la noche, sabés que no soy sociable.
- Si, ya sé, sólo
iremos un rato a escuchar música y a tomar unas cervezas.
…Esa misma noche, al
entrar al bar, un local no muy grande, atestado de gente. El lugar era algo
rustico. Bien decorado y con poca luz. Buena música.
Brenda y Ana,
caminaron entre la gente hasta llegar a la barra. Allí le pidieron al barman
dos cervezas. Y se quedaron ahí paradas, al lado de la barra mirando hacia la
pequeña pista donde había algunas parejas bailando.
De pronto Ana mira
hacia la entrada del bar, y ve a Daniel entrar, éste se para y comienza a
saludar a unos hombres. Detrás entra Alex, quien hace lo mismo.
Algo entusiasmada Ana
le cuenta a Brenda que Daniel estaba en el bar.
-Es él.
-Él… ¿quién?
-Daniel, mira
disimuladamente a la puerta ahí está.
- Si es él, pero vos
no disimulas nada Ana, deja de mirarlo que se va a dar cuenta que lo miras.
Ana seguía mirando, y
de repente Alex las ve. Levanta una mano y las saluda de lejos. Pero continúa
hablando con unos tipos. Por su lado Daniel, se acerca a una chica y comienza a
hablar con esta.
Brenda ya estaba
aburrida, no le gustaba mucho salir a los bares, ni a discos, se sentía
asfixiada con mucha gente a su alrededor. Así que bebía su cerveza. Y Ana no
dejaba de mirar a Daniel.
Alex apareció al lado
de ellas, ni se dieron cuenta.
-Hola ¿se divierten?
-¡Hola Jefe! – le
saludó Ana sonriendo.
-¡Hola Ana!, pero lo
de jefe lo dejás para la oficina ¿sí?
Brenda lo miró y sólo
dijo Hola y se bebió lo último de su vaso de cerveza. Levantó la mano y llamó
al barman y le pidió otra cerveza.
Alex intercambió
algunas palabras con Ana, y se fue con unos amigos al otro lado de la barra.
Ellas continuaron
hablando solas y bebiendo. De pronto dos tipos se les acercaron. Estaban algo
borrachos, e intentaron propasarse con ambas.
-Solitas – Dijo uno y
se le acercó mucho a Ana. El otro se paró detrás de Brenda y comenzó a decirle
cosas al oído. Ella intento dar un paso para alejarse de él, pero la agarró del
brazo.
Las dos estaban
acorraladas, rodeadas por estos dos borrachos. Por más que les decían que las
dejaran en paz, ellos insistían.
La diplomacia no
servía, así que Ana intento empujarlo, lo que hizo enojar al tipo, quién se le
acercó más y trató de besarla, justo en ese momento, aparece Daniel y se lo
quita de encima a Ana, con un empujón.
- ¡Mejor se largan
idiotas! – Dijo Daniel levantando la voz para que los escucharan porque el ruido
de la música era alto.
- Llegaron tardes
boludos, las chicas ya están con nosotros - respondió él que tenia agarrada del
brazo a Brenda.
- Disculpa, pero las
chicas vinieron con nosotros, somos sus novios – Dijo Alex. Y lo empujo al
tipo, y este cayó sentadito de culo al piso.
El otro furioso, y
por demás borracho, se le fue encima a Alex y lo trompeó. Alex trastabilló,
pero no sé cayó. Daniel, lo agarró al tipo por atrás, y lo empujó sin golpearlo
al suelo. En ese mismo instante llegaron tres hombres que se suponían hacían de
seguridad del local, levantaron a los dos borrachos y se los llevaron.
Daniel se comenzó a
reír mientras miraba a Alex que se sobaba la mandíbula.
-Hermano, ya sácate
ese bigote falso… - Le dijo Daniel riendo, y al mismo tiempo se dio vuelta para
mirar a las chicas.
-¿Están bien? –
Preguntó ahora ya serio Daniel
-Sí, gracias – Respondió
Ana, tratando de tranquilizar a Brenda que se veía realmente asustada.
-Quiero irme – Le
dijo Brenda a Ana. Ésta la abrazó.
-Sí, ahí nos vamos,
Brenda, cálmate.
-Tranquila Brenda,
nosotros las acompañamos a casa. No te preocupes – Exclamó Alex, quién ya no tenía su falso bigote.
-No, estamos bien –
Dijo Ana.
-De ninguna manera se
van solas de acá – Respondió Daniel– Ya nos hicimos los héroes, así que la
hacemos completa Y las acompañamos.
- Ana, ya quiero irme
– Insistía Brenda.
Ana aceptó que ellos
las acompañaran. Así que abrazó a Brenda y la encaminó a la salida del bar.
Ellos caminaron detrás de ellas.
Al salir del Bar, los
cuatro tomaron en dirección al edificio donde vivían todos.
Caminaban callados.
Sólo se escuchaba a Ana tratando de calmar a Brenda que estaba realmente
asustada y nerviosa.
Daniel rompió el
silencio, y tratando de hacer que las chicas se sintieran seguras con ellos.
-Te dije que no
usaras más ese maldito bigote falso Alex.
-¡Ah!- Alex sin
entenderlo.
-Mira lo que hace ese
bigote tuyo, atrae trompadas jajajaja.
-Sos un estúpido.
-Sí, soy un estúpido,
pero buen tipo, y no me propaso con chicas. Sino que las acompaño a sus casas,
y las dejó seguras ahí – Al terminar de decir esto. Llegaron frente al
edificio.
Ana les agradeció que
las hubieran acompañado. Y Brenda sólo los miró, no dijo nada, pero estaba algo
más calmada. Y no tenía esa cara de susto que venía trayendo en todo el camino.
Alex, les dijo que entraran, que cuando subieran al ascensor ellos se iban.
Daniel las saludos. Y se apoyo en el hombro de su amigo para verlas entrar.
Caminar al ascensor. Presionar el botón llamándolo y meterse en el mismo. Cuando ellas entraron.
Ambos se dieron media vuelta y se volvieron por el camino que habían venido.
Capítulo 4
Al día siguiente,
casi al medio día. Daniel tocó a la puerta, quería saber cómo se encontraban
las chicas después de lo sucedido la noche anterior. Y fue Brenda quien abrió.
-Hola Brenda, ¿sólo
pasé a ver cómo estaban? – Dijo Daniel apoyándose en el marco de la puerta.
-Bien, estamos bien.
Y Gracias. – Contestó Brenda bajando la mirada.
-De nada vecina – Y
sonriendo prosiguió – Además, me gusta andar por los bares rescatando damiselas
en peligro.
Brenda se sonrío. Y
él volvió a sonreír.
-Yes, logré robarte
una sonrisa… eso quiere decir que si estás bien…. ¿Y Ana?
Ana que estaba detrás
de la puerta escuchando se asomó. Para saludarlo.
-¿Qué hay conmigo?
-Nada, sólo
preguntaba, ¿Quería saber cómo estaba mi otra damisela?
-Pues bien, gracias.
-Bueno chicas, ya
comprobé que están bien. Ahora me voy. Si necesitan los servicios de
guardaespaldas. Ya saben… nos llaman.
Se despidieron riendo
los tres. Daniel entró a su departamento. Y las chicas cerraron la puerta del
suyo.
Ana comenzó a
trabajar ese lunes, y poco a poco, comenzó a conocer más a Alex y Daniel. Y la
confianza entre los tres se daba rápidamente. Alex se llevaba muy bien con
ella, y aunque actuaba como su jefe en la oficina, fuera trataba de que el
trato fuera de amigos. En cambio Daniel, siempre estaba diciéndole piropos. Ya
sea en la oficina o fuera. Pero nunca se propasaba ni nada, era muy educado.
Brenda se dedicaba a
full al estudio y trataba de evitar el contacto con la gente, y eso incluía a
Alex y Daniel.
La vida de los cuatro
iba tranquila. Poco a poco se iban conociendo más y se hacían cada vez más
amigos.
Ana estaba algo
aburrida en la oficina. Era una mañana bastante tranquila. Alex acababa de
atender y de despedir a un cliente. Y ya no tenía nada que hacer. Así que la
invito a almorzar.
Salieron de la
oficina y fueron caminando a un pequeño restaurante cerca de ahí. Ana sabía que
saliendo de la oficina, Alex, dejaba de comportarse como su jefe para ser su
amigo. Y la confianza entre ambos aumentaba.
Mientras comían
comenzaron a contarse cosas de sus vidas. Y Ana le preguntó:
Ana: - ¿Y cómo se
conocieron vos y Daniel? – Quería saber más de Daniel. Puesto que le estaba
gustando demasiado.
Alex: - Pues, según
nos contaron… - Ana lo interrumpió.
Ana: - ¿Cómo les
contaron?
Alex: - ¿Recuerdas
que te dije que Daniel y yo somos huérfanos? – Le preguntó y al asentir con la
cabeza Ana, él prosiguió - Bueno, las
monjas del orfanato donde Daniel y yo nos criamos nos contaban siempre la historia
porque nosotros éramos muy chiquitos y no lo recordábamos.
Ana: - Ah…
Alex: - Dicen que
cuando Daniel tenía cuatro años, aparecí yo. Me dejaron en el orfanato, había
perdido a mis padres. Y yo no paraba de llorar. Desde que entre era un solo
llanto y ya no sabían cómo callarme. Lo intentaban todo las pobres monjas. Algo
cansadas, me dejaron en una cuna para que llorara hasta que cansarme. Y ahí
aparece Daniel. Cuando llevaba como doce horas llorando. Él se acercó a donde
yo estaba, me miró entre los barrotes de la cuna. Y metió su manito para
agarrar la mía. Y me dijo: “No llores”. Dicen que automáticamente me callé. Y
que desde ese día Daniel no se despegó de mí nunca.
Ana: - En serio, ¿no me jodas?
Alex: - Ya te dije,
eso fue lo que nos contaban siempre y lo que las monjas siempre recordaban. La
verdad, ni Daniel ni yo lo recordamos, éramos muy pequeños. Pero si recuerdo
haber crecido a su lado y ser inseparables siempre.
Ana: - Hasta ahora –
Acotó sonriendo.
Alex: - Sí, aún
seguimos inseparables – Comió un bocado y le preguntó - ¿Y ustedes dos como se
conocieron?
Ana: - Creo que
estamos iguales que ustedes, nos conocemos de bebes. Sólo sé que éramos
vecinas, vivíamos casa por medio. Jugábamos siempre juntas. Fuimos a la misma
escuela primaria y secundaria. Siempre he estado ahí cuando ella lo necesita y
Brenda esta siempre conmigo.
Alex: - ¿Te diste
cuenta de la coincidencia? por así decir…-Le preguntó.
Ana: - ¿De qué cosa?
Alex: - Vos y Brenda
vienen de una ciudad del interior del país, son amigas de toda la vida. Y
Daniel y yo lo mismo. Y encima vivimos en el mismo edificio y en departamentos
enfrentados. Jajajaja.
La verdad, era cierto
lo que decía Alex, era mucha coincidencia. Amistad, y muchas cosas en común
tenían los dos pares de amigos.
Capítulo 5
Cierto día, que Ana
se encontraba en su trabajo. La puerta de la oficina se abrió bruscamente.
Brenda entró, la cerró y dejó caer su espalda contra puerta. Su respiración
agitada y su rostro mostrando el pánico alertó a su amiga Ana.
-¿Qué te pasa Brenda?
– Le preguntó corriendo hacia ella.
Brenda no podía
hablar. Estaba tan agitada que aunque lo intentara ningún sonido salía de su
boca. Ana le ayudó a caminar hacia una silla, y la sentó. E intentó calmarla.
-Brenda, mírame,
respira tranquila, despacio… trata de calmarte…. Estoy aquí.
Brenda poco a poco,
ya con los ojos llenos de lágrimas comenzó a recuperar la respiración normal.
Alex salió de su
oficina al escuchar la voz de Ana. Se acercó a las chicas. Y se arrodilló al
lado de Brenda. Mirando a su secretaria:
-¿Qué sucede? –
Preguntó
-No lo sé, está en
shock… - Le contestó Ana a Alex. Y continuó intentando que Brenda se calmara,
dejara de llorar y le contara que sucedía.
De pronto dijo sólo
dos palabras y rompió a llorar de nuevo.
-Lo vi…
-¿A quién viste? – Preguntó
intrigado Alex. Y le tomó su mano. Y Brenda lo miró, pero no quitó su mano. Al
ver esto, Ana, se dio cuenta que Brenda podía confiar en Alex.
-Tranquila Brenda.
Decinos ¿Qué pasa? ¿A quién viste? – Le preguntó Ana mirándola a los ojos.
- Era él, era él… - Eran
sólo esas dos palabras que repetía entre sollozos.
Ana casi
comprendiendo a que se refería, dado que la conocía mejor que nadie. Siguió
intentando calmarla para que pudiera hablar.
-Ya, Brenda, respira
hondo. Necesito que te calmes para poder entender que te está pasando.
Alex, que no entendía
nada, sólo se limitó a tener su mano entre las suyas. Como haciéndole saber a
Brenda que ahí estaba y que podía confiar.
Fueron varios
minutos, pero Brenda se calmó, no mucho, pero entre sollozos y casi
entrecortando las frases les contó lo que había pasado…
-Cuando Salí de casa…
apenas caminé unos metros por la vereda… sentí la extraña sensación de que…
alguien me estaba observando. Traté de no darle importancia. Vi el autobús, y
corrí para no perderlo, me subí, y viaje en el, creo que media hora. Fue cuando
bajé…. Que de nuevo esa misma sensación de antes se apoderó de mí. Pero esta
vez, sentía como una mirada se clavaba sobre mi espalda - Brenda venia hacia la
oficina a buscar a Ana, para que juntas fueran a comer ese día – Sólo caminé un
par de cuadras y me detuve frente a un local… con una vidriera que me reflejaba
casi todo lo que había en la vereda de enfrente – Respiró… y prosiguió su
relato – Tuve miedo Ana, Nunca antes he sentido una sensación así tan rara de
sentirme observada o perseguida. Sé que le tengo miedo a las personas... Pero
nunca me sentí así. – Ana la abrazó, y ella continuó – De pronto mirando el
escaparate de la vidriera, lo vi… estoy segura de que era él… Entré en pánico,
me di vuelta bruscamente y él me miraba desde la otra acera… sonriendo… pero de
pronto frente a mí, pasó un camión por la calle que me obstaculizó la visión, y
cuando ya el camión no estaba, miré y nada… él no estaba. Miré para todos
lados… y nada…. Sólo veía personas que no conocía. No sé si lo imaginé o era
él… tuve medio y vine hasta aquí corriendo…
Ana y Alex la
escucharon atentamente en silencio. Ana sabía cuál era su mayor miedo, era la
única que podía comprenderla.
Alex, por su parte,
sólo observaba, y se preguntaba quién diablos era ese tipo que había dicho ver,
y que le estaba causando tanto miedo.
Aunque Brenda
únicamente confiaba en Ana, a ésta no le importaba que Alex estuviera ahí, y
comenzó, poco a poco, a revelar el gran secreto de su amiga.
-Brenda, quiero que
te calmes, acá estás a salvo. El no vendrá a hacerte daño. No lo permitiré – Le
dijo Ana, tomándola de los hombros y haciendo que Brenda la mirará a los ojos.
Brenda se abrazó a su
amiga. Y volvió a sollozar…
- Bren… necesito
contarle algo a Alex, porque lo necesitamos ¿sí? - Dijo esto y la miró buscando su aprobación.
Alex, estaba ya de
pie al lado de ambas, la miraba, y parecía decirle con los ojos “Confía en mí”
- Ana, ¿Decime qué sucede?,
pueden confiar en mí… - Dijo Alex.
-Lo sé Alex – Exclamó
Ana.
En ese mismo instante
entró Daniel, que venía de la calle. Al ver a Brenda sollozando. Caminó hacia
ellos preguntando:
-¿Qué le pasa a
Brenda?
Brenda que seguía
sollozando, se abrazo más fuerte a su amiga susurando:
-Por favor, no…
-Bren… Alex y Daniel
no son como él.
-¿Cómo quién? –
Preguntó Daniel que no entendía lo que estaba sucediendo. Y se acercó a Brenda
- ¿Por qué está llorando Mi Damisela?
-Es una larga
historia – Le contestó Ana.
-Pues dinos lo que
debemos saber nada más – Apuntó Alex.
-El tipo que Brenda
cree haber visto… - Hizo una pausa, miró a Brenda, pero vio en sus ojos
llorosos la aprobación para continuar hablando y así lo hizo – Es su ex novio.
Él le hizo daño – Daniel no dejó que terminara de decir nada más.
-¿Quién es y dónde está?
-No sabemos dónde
está – respondió Ana. - Brenda ha quedado un poco traumada después de todo lo
que él le hizo, y por eso, ahora ella misma estoy segura no sabe si realmente
lo vio, o sólo fue una alucinación suya.
-Te juro que lo vi –
Gritando Brenda.
-Tranquila, si lo
viste, te creemos – Le dijo Alex, tomando su mano y mirándola a los ojos –
Daniel, Ana y yo no vamos a permitir que él vuelva a hacerte daño. Créeme.
Mucho más acongojada
que antes, Brenda volvió a romper en un llanto. Algo que hizo que Alex y
Daniel, se apartaran para darle lugar a Ana, que era su amiga y era quien podía
calmarla.
Ana tardo en
calmarla, pero lo logró. Decidieron llevarla a su departamento. Para que
descansara.
Capítulo 6
Ya en el Departamento,
y en la habitación de Brenda, Ana la ayudó a desvestirse, y la acostó en su
cama.
-Descansa un poco,
todo estará bien Bren… Yo estoy aquí.
Se sentó a su lado en
la cama, y acariciando su frente suavemente se quedó con ella hasta que se
durmió.
Ana salió de la
habitación y en el living, Daniel y Alex sentados la esperaban.
-¿Ella está bien? – Preguntó
algo asustado Alex.
-Sí, ya se durmió, le
hará bien dormir un poco.
- Ana, ¿¡Decinos
quién es ese tipo!? – Habló Daniel.
Fue ahí que Ana se
sentó entre ambos en el sillón y les contó quien era ese hombre, y todo el daño
que le había causado a Brenda. Ambos la escucharon atentamente.
Ana les narró lo que
le sucedido a Brenda. Ese tipo, que era mayor que ellas dos por sólo dos años.
Llegó al colegio para hacer el último año de la secundaria en esa ciudad, ni
sabía de dónde provenía. La mayoría de las chicas de la escuela, estaban detrás
de él. Y no se hacía rogar y salía con todas. Pero un día, se acercó a Brenda.
Y poco a poco la enamoró. Ella nunca había tenido novio y era realmente tímida.
Fue muy fácil para él hacerla caer. Primero se mostró como el novio perfecto.
Hasta la iba a buscar a su casa, y siempre que Roberto le decía que debían
volver a tal hora, volvían de regreso puntual.
Pero como todo
hombre, quería más que tontos besos y caricias adolescentes. Quería llevarla a
la cama. Pero Brenda no estaba preparada para dar ese paso. Y se negaba. El
dijo que respetaba esa decisión y la entendía.
Pero con el paso de los días su carácter comenzó a cambiar. Y se volvió
algo agresivo. Cada vez que salían volvía a insistir con acostarse. Y cuando
Brenda le decía que no. Se enojaba. Golpeaba lo que tenía delante. Ella se
asustó y me contó. Yo había tenido novios, pero nunca uno así y no sabía lo que
ella debía hacer. No queríamos contarle a su padre, porque era muy protector y
si se enteraba seguro se enojaría. Así que le dije que se alejara de él, que
parecía un poco loco. Ella que lo quería decía que no podía vivir sin él.
Pasó una semana
y salieron juntos, él intento en el auto
aprovecharse de ella. Brenda se asusto y como pudo escapo. Y desde ese día se
negó a verlo y a querer seguir como novios.
Eduardo, así se llama
dijo Ana, estuvo como un mes y medio o más acercándose y pidiéndole perdón. Y la última vez, la intercepto cuando ella
volvía del colegio de regreso a su casa. Le pidió que dieran una vuelta y
charlaran, que ya había entendido que se había comportado mal. Lloró y Brenda
le creyó. Pero apenas ella subió al auto, en un segundo él la golpeo dejándola
inconsciente.
Lo demás lo sé por lo
que ella me contó. Y le costó mucho hablar de lo sucedido.
Se despertó en una
cama atada. Y él la miraba y le decía que ella era suya y que podía hacer lo
que quisiera con ella.
Al no volver a casa a
la hora de siempre, Roberto me busco para saber si estaba conmigo, pero yo
estaba con mi noviecito. Y le dije que no la había visto. Esa misma noche al no
regresar Brenda a casa, Fue a hacer la denuncia. La policía, inmediatamente, salió
a buscarla. Uno de los primeros lugares a donde fueron, era la casa de Eduardo.
Allí el padre dijo que él estaba fuera de la ciudad desde hacía tres días. Pero
un testigo salto diciendo que lo había visto pasar con su auto frente al
colegio, al cual hacia una semana que no iba.
Siguieron
investigando y dieron con una casa de campo que hacia tan sólo un mes, el padre
de Eduardo había adquirido. Y cuando fueron a investigar, la encontraron allí…
inconsciente, golpeada, lastimada, violada y aún atada de pies y manos a la
cama.
Él huyo… y nadie sabe
a dónde. La policía nunca lo encontró.
El rostro de cada
uno, mientras escucharon a Ana fue cambiando de intriga a mostrar una bronca y
un odio hacia quien le había hecho tremendo daño a Brenda.
A ella le costó más
de un año poder hablar de lo sucedido. Paso, dos semanas, internada en un
hospital y un mes sin salir de su cuarto. Por eso ella no es muy social, ni
confía mucho en los hombres.
-No te preocupes Ana,
yo averiguaré dónde está ese tipo. Daré vuelta todo si es necesario, pero lo
encontraré – Dijo Daniel.
-No puedo creer que
ustedes sean tan diferentes a los chicos que he conocido. Desde el primer día
que los vi, sentí que podía confiar en ustedes y ser su amiga.
-No somos chicos,
Ana, ya somos grandecitos… - Habló Daniel y prosiguió – Pero debes saber que si
de algo me he jactado siempre es de sentirme un macho, pero lo digo
orgullosamente. Soy un Macho, un hombre con todas las letras, pero no porque me
puedo llevar a la cama todas las mujeres que quiera. Sino, por el hecho de
haber sabido respetar a todas y cada una de las mujeres que han pasado por mi
cama o que me han dicho que no me querían en su cama. Ustedes dos son muy
jóvenes, pero desde el primero día las sentimos como amigas, y no soy el que no
hace nada por un amigo o amiga. Yo las defenderé de quien sea – Dijo Daniel,
dejando a Ana algo impactada con aquel discurso que jamás pensó escuchar de un
hombre de apenas 25 años y mujeriego.
- Vamos a averiguar
dónde está ese tipo, si está aquí siguiendo a Brenda, Te juro que se
arrepentirá. Yo cuidare de las dos, y Daniel buscara dónde está ese tipo. Él
pagará por lo que hizo, debe ir a la cárcel – Exclamó Alex, que se había
mantenido en silencio y su rostro había cambiado tanto, que Ana no podía saber
si estaba furioso o asustado.
Ana entró al cuarto
de Brenda, quien dormía profundamente. Se acercó a la cama, y tratando de no
hacer ruido ni movimientos bruscos para que Brenda no se despertara, se acostó
a su lado y la abrazó.
Capítulo 7
Alex entró a su
departamento, por detrás lo siguió Daniel. Ambos se miraron. Daniel abrió sus
brazos y dijo:
-Ven acá, que de
hacerte el fuerte ya no te queda ninguna testosterona falsa en el cuerpo – Alex
se abrazó a él y lloró.
-Ella está sufriendo
– Dijo sollozando Alex.
-Vos también – Le
respondió Daniel.
Lo sucedido a Brenda
en su pasado, había detonado como una bomba en Alex, despertando los recuerdos
de su niñez. Y Daniel lo sabía. Y no podía permitir que sufriera otra vez.
Sabía que lo sucedido a Brenda le recordaba su pasado a Alex. Y al él le reabriría
la herida de la culpa. Nunca se perdonó no haber ido al colegio ese dijo. Y el
recuerdo de todo lo sucedido invadió la mente de ambos.
Alex y Daniel que
eran inseparables. Asistían a un colegio a seis cuadras del orfanato donde
vivían.
El día anterior, los
dos juntos se pasaron la tarde jugando en el arroyo que estaba a dos cuadras
del orfelinato. Alex le pidio que le enseñará a besar. Y Daniel que siempre era
quien le enseñaba todo, lo hizo. Le besó. Y media hora después le encontró
detrás de un árbol besándose con una amiguita. Daniel sabía que eso estaba mal
para los ojos de las monjas, así que le dijo a Alex que no se lo contara a
nadie. Que él nunca hablaría. Cuando regresaban se largo a llover y ambos
llegaron empapados.
A la mañana siguiente,
Daniel amaneció con fiebre, por ende las monjas no lo dejaron ir al colegio. Y
Alex se fue sin él. Paso toda la mañana
en cama, y para la tarde cuando ya estaba mejorando, salió de su cuarto a
buscar a Alex. Pero las monjas que andaban a las corridas no se habían
percatado que Alex no había regresado del colegio.
Cuando Daniel las
alerto, salieron a buscarla. Pero nadie sabía de Alex. Desde que salió del
colegio de regreso al orfanato nadie decía haberle visto. El policía del
pueblo, comenzó a buscar por todos lados. Todos pensaron que había huido. Pero
alguien encontró su mochila. Y comenzaron a pensar lo peor. Todo el pueblo
salió en su búsqueda. Y Daniel estaba desesperado. Tenía tan sólo 10 años y
siempre se había sentido responsable por Alex.
Tres días después,
encontraron un cuerpo a orillas del arroyo, a unos 12 kilómetros del
pueblo. El cuerpecito de Alex, había sido ultrajado por más de cuatro hombres y
se encontraba inconsciente. Le habían cortado la espalda con un cuchillo, y le
habían tirado al arroyo creyendo que ya había muerto. Pero no fue así.
Sobrevivió, aunque paso más de un mes en el hospital recuperándose de sus
heridas y por más de un año no hablo. Desde lo sucedido, Alex no dejó que nadie
se le acercara. Sólo Daniel podía acercársele. Y éste, que era apenas un niño,
sintió la culpa de haberse enfermado y no haberle acompañado al colegio. Él
pensaba que si hubieran estado juntos nada le hubiese pasado.
Capítulo 8
Paso una semana, Alex
se convirtió en la sombra de Brenda, nunca la dejaba sola. Mientras tanto
Daniel buscaba el paradero e información del ex novio de Brenda. Estaba
decidido a encontrarlo y enviarlo a la cárcel. Alex trataba de verse seguro
ante ella, no quería mostrarle que también sufría porque tenía un pasado parecido.
Brenda seguía con
miedo, pero al sentir a Alex cerca se sentía segura. Y últimamente siempre se
le quedaba observando cuando él no se daba cuenta. Como está vez, Alex estaba
en la cocina preparando café. Ella lo miraba desde el sofá donde estaba
sentada. En una milésima de segundos su mente recordó la vez que su mano toco
su rostro. Fue la noche después de aquel suceso en el bar. Resulta que Daniel y
Alex se invitaron solitos esa noche al departamento de las chicas.
Daniel: - Aquí llegan
las pizzas…
Alex: - Y las
cervezas…
Ana: - ¿Qué? –
Preguntó cuando abrió la puerta y los escucho y encima le pasaron al lado
entrando como panchos por su casa al departamento.
Daniel: - Noche de
pelis… ¿Qué vamos a ver? – Preguntó sonriendo y sosteniendo las dos cajas de
pizzas con las dos manos.
Ana: - No alquilamos
nada.
Daniel: - ¿Cómo? No
hay pelis – Acotó Daniel dándose la vuelta y volviendo hacia la puerta – Entonces
no hay pizza
Ana: - Hey, Hey…
Daniel: - Hey… nada,
sin pelis no hay pizzas – Dijo seriamente.
Por su lado Brenda,
que se encontraba sentada en el sillón, los miraba sin hablar. Alex, pasó
calladito y se sentó al lado de ella.
Alex: - ¡Hola! –
Saludó en voz baja. Ella le respondió también - ¡Hola!
Los dos sentados en
el sillón miraban a los dos que parecían estar divirtiéndose peleando. Él saco
una lata de cervezas de pack y le convido a Brenda.
Mientras tanto
delante de ellos, Daniel y Ana peleaban y se tironeaban las cajas de pizzas.
Ana: - Pero ya estas
acá y ya entraste…
Daniel: - Pero yo
vine a ver pelis….
Ana: - Pero nadie te
invito.
Daniel: - Pero yo no
tengo la culpa que ustedes dos sean unas aburridas….
Ana: - ¿Y vos que
sabés de nosotras? – Dijo ella tironeando las cajas.
Daniel: - Que no hay
pizzas sin pelis – y tironeaba las cajas para su lado.
Ana: - Que malo que
sos…
Daniel: - Si muy
malo, pero comeré pizza…
Y la discusión
continuaba…. Alex reía mientras los miraba. Brenda también sonreía, pero ya no
los miraba se quedo observando el mentón de Alex, que estaba algo morado a
causa de la trompada que había recibido la noche anterior. Lentamente acercó su
mano y le rozo el mentón y sintió la suavidad de su piel…
Alex volteó su rostro
para mirarla…
Brenda: - ¿Te duele?
– Dijo retirando rápidamente su mano.
Alex: - No, para nada
– Respondió sin poder evitar que el rubor se apoderada de sus mejillas.
Daniel y Ana seguían
peleando por las pizzas, y Alex se paró y le grito:
- Ya basta niños….
Que se enfría la pizza.
Ambos lo miraron como
diciéndole “¿Qué te metes?”. Pero al instante sonrieron. Ana soltó las cajas de
pizzas. Daniel poniendo cara de enojado la miró a Ana y le habló:
- Que conste que no me
ganaste porque se enfrían las pizzas.
- No, No… Claro que
no… Por las pizzas cualquier cosa – Respondió Ana riendo.
Los cuatros se
sentaron riendo y charlando a comer pizzas esa noche.
Brenda se preguntaba
por qué recordaba esa noche. Pero en realidad, lo que más le llamaba su
atención era la suavidad de su piel. Se estaba dando cuenta que Alex siempre
estaba presente no sólo a su lado, por no dejarla ni a sol ni a sombra sola,
sino también que estaba en sus pensamientos. Es que acaso se estaba enamorando
de él. No podía ser, él se comportaba como amigo nada más. Además era tan
educado y tan suave que era más que seguro que esa timidez de Alex era porque
era gay. Así pensaba ella. Pero estaba sintiendo algo por él. Aunque Alex no se
comportaba como Daniel con Ana, que siempre la estaba buscando o coqueteándole.
Y se notaba de lejos que a Daniel si le gustaba Ana. Alex no demostraba eso.
Siempre se alejaba de ella cuando estaban cerca. Y seguía Brenda pensando en lo
que le estaba pasando a ella con Alex. Mientras él en la cocina preparaba el
café, pensaba en lo linda que se veía hoy, y al mismo tiempo se decía a si
mismo que dejara de pensar en ella. Porque no tenía ninguna oportunidad. Sólo
podía aspirar a tener su amistad. Pero sabía que se estaba enamorando mal de
esa chica tímida.
Capítulo 9
Daniel regreso a la
semana y media de haberse ido. Y lo primero que hizo fue reunirse con Ana y
Alex en su departamento.
Alex: - Ya estamos
acá, ¿Qué averiguaste?
Daniel: - Paciencia
Alex.
Ana: - Pero entendenos,
estamos preocupados.
Daniel: - Primero,
¿Cómo está Brenda?
Ana: - Ya está mejor.
Creo que se ha sentido segura de saber que Alex esta todo el tiempo ahí
cuidándola, y que está sola.
Daniel: - Ok, vamos
al grano. Fui al pueblo de ustedes – Dijo mirando a Ana.
Ana: - No es pueblo,
es ciudad – Acotó.
Daniel: - Como sea
Ana, y desde ahí investigué. Hable con la policía, con el padre de Brenda. Y le
seguí el rastro al tipo este desde que huyo. Hay una orden de captura contra
él.
Ana: - Eso lo sabemos,
pero la policía no le hará nada. Su padre es… - Daniel la interrumpió.
Daniel: - Ya lo sé,
tiene algo de poder…. Ya lo investigue también.
Alex: - Dani habla
ya, que te conozco. ¡Algo tramas! ¿No?
Daniel: - Ok. Ese
Eduardo ha estado aquí siguiendo por un par de días a Brenda. Pero cuando ella
lo descubrió volvió a huir y a desaparecer. Sin embargo, Hace ha regresado, y
está vigilando. Y sabe que Brenda no está nunca sola – Mirando a Alex.
Ana: - ¡Oh Dios!
¿Está allá afuera?
Daniel: - Así es, no
tengas miedo… tengo todo preparado…
Alex: - O sea que hay
que tenderle una trampa, ¿querés decir?
Daniel: - Eso es. Ya
me puse en contacto con la policía y pondrán a dos hombres encubiertos
vigilando el edificio. Lo que debemos hacer, es volver a la rutina. Es decir,
que Brenda salga sola a la calle. Que él que esta vigilándola crea que ya no la
cuidamos porque creemos que él no volverá. Esta semana, vos y yo – Mirando a
Alex – vamos a fingir que nos vamos de viaje juntos. Entonces verá que ya no
estás con ella.
Ana: - ¿Estás seguro
que caerá?
Daniel: - Si, es muy
tonto… dejó rastros por todos lados donde paso.
Alex: - Fingimos
irnos, pero no lo hacemos. Debemos pensar como volver al edificio sin ser reconocidos.
La conversación
continuó. Daniel le explico bien el plan que él y la policía había preparado
para arrestarlo.
Ana: - No creo que
funcione – Insistía ella.
Daniel: - Tranquila,
funcionara… es muy tonto, ya te lo dije.
Ana: - Pero sabe que
la policía lo busca, y sabe que su padre lo sacara enseguida de la cárcel.
Daniel: - La policía
también está detrás de su padre.
Ana: - Pero tiene
poder.
Daniel: - Su poder se
ha venido abajo en los últimos meses por las cagadas que se ha mandado su hijo.
Ana: - ¿Qué?
Daniel: - Ana, su
padre tiene negocios con los narcos. El estúpido de su hijo ha metido la pata.
Cuando huyo, su padre lo mando a Colombia, allí los narcos lo protegían. Pero
el boludo termino jodiendole la vida a la hija de un jefe del cartel que lo
estaba ayudando. Así que tuvo que huir y volver a la Argentina. Es por eso que
vino. Ahora los narcos, y la policía están detrás de él. Y su padre ha perdido
todo poder. La DEA lo viene vigilando y sólo es cuestión de días para que lo
arresten. Y este idiota también caerá, porque le haremos pisar el palito acá.
Está obsesionado con Brenda.
Ana: - Debemos
decirle todo a Brenda…
Daniel: - No, creo
que debemos hacerle pensar que él ya no está en el país. Que al verse
descubierto por ella, y al ver que yo salí a investigar y Alex la protegía se
sintió como acorralado y salió del país.
Ana: - Tienes razón,
si ella sabe que él no está, se sentirá segura, no entrara en pánico.
Planearon todo.
Daniel se encargó de poner cámaras de seguridad en el pasillo del edificio y en
la entrada. Así la policía y ellos vigilaban todo. Los policías, comenzaron a
rondar la cuadra y el edificio.
Daniel convenció
después a Brenda de haber averiguado que desde que huyo, Eduardo no estaba en
el país. Y dejaron pasar una semana, Alex se fue alejando de a poco. Brenda
tomó coraje y ya asistía a la escuela de arte sin que nadie la acompañara. Y se
animaba a salir a la calle. Sin saberlo ella era doblemente vigilada, por un
lado Daniel y la policía y por el otro su asechador.
Esa tarde de viernes,
Ana despidió en la puerta del edificio a Alex y a Daniel que salieron con
maletas fingiendo irse de viaje. Ella también se alejo del lugar. Eduardo sabía
que Brenda se encontraba sola en el departamento.
Ya eran casi las ocho
de la noche, había oscurecido. Brenda se preparaba a leer un libro, ya que Ana
le había dicho que volvía cerca de las diez, así que después haría la cena.
Alguien golpeó a la puerta. Pensó que podría ser algunos de los que vivían en
el edificio.
Eduardo que estuvo
rondando por ahí, se las ingenio para entrar al edificio. Quizás le fue fácil
hacerlo porque la policía lo seguía por las cámaras de seguridad ocultas y
querían atraparlo con las manos en la masa.
Brenda ignorando
todo, abrió la puerta, Al verlo grito. Pero él rápidamente se le abalanzó
encima y le cubrió la boca para que no gritara más. La inmovilizo.
Al mismo instante, en
el departamento de Alex, quien veía por las cámaras todo, y había vuelto a
entrar al edificio disfrazado. Salió corriendo y con toda su fuerza tiró la
puerta abajo del departamento de Brenda.
Al entrar, Eduardo
amenazó con lastimar a Brenda con un cuchillo que blandía en su garganta.
Eduardo: - No te
acerques…
Alex: - Déjala, la
policía ya viene.
Eduardo: - Así que tu
eres su novio ahora.
Alex: - Sí, soy su novio
– Se hizo cargo de lo que el tipo decía. Esto lo enfureció y comenzó a decirle
cosas a Brenda, a insultarla.
– Ya, no le hagas
daño – Dijo Alex.
La policía subía con
Daniel por el ascensor. Que ya habían visto a través de las cámaras a Eduardo
entrar al departamento.
Eduardo golpeó con el
cabo del cuchillo a Brenda y esto saco de si a Alex y se le fue encima…
logrando que en ese descuido del tipo, al caer sobre ellos, soltara a Brenda,
quien cayó al suelo. Alex intentó luchar cuerpo a cuerpo con el individuo
tratando de quitarle el cuchillo y que no le hiriera. Pero en un movimiento de
Alex, el tipo logró acuchillarlo en el estómago. Alex sintió la sangre correr y las fuerzas se
le acabaron… cayendo al suelo vio entrar a la policía. Dos hombres y Daniel
entraban justo y agarraron a Eduardo entre los tres. Mientras los policías lo
arrestaban. Brenda algo asustada aún seguía en el suelo. Se arrastró hasta a
Alex. Al llegar a él lo abrazó y trató con sus manos de taponar la herida.
Estaba perdiendo sangre.
Daniel enloqueció al
ver a su amigo en el suelo. Y gritaba a uno de los policía que llamaran a la
ambulancia. Este inmediatamente estaba pidiendo ayuda.
En menos de diez
minutos llegó la ambulancia. Brenda y Daniel habían logrado juntos mantenerle
despierto y que no perdiera la conciencia. Y habían taponado la herida lo
bastante bien para que no perdiera tanta sangre. Sin embargo, el puntazo
recibido era profundo.
Capítulo 10
Ana trataba de calmar
a Brenda que estaba realmente mal por lo que le estaba sucediendo a Alex.
Mientras esperaban que algún médico saliera del quirófano para darles noticias
de cómo estaba Alex. Ana le contó la verdad, de la trampa que le tendieron a Eduardo.
Daniel caminaba de un
lado al otro. Su amigo se encontraba entre la vida y la muerte. Un policía se
acerco a él. Y en un costado del largo pasillo hablaban.
Apareció un médico y
habló con Daniel. Y él se puso más nervioso.
Ana: - Quédate aquí,
hablare con Daniel para saber que le dijo ese médico. - Brenda sólo lloraba.
Ana se acercó a
Daniel y al policía. El policía justo se despedía. Daniel la vio y se acerco a
ella y la abrazo.
Ana: - ¿Qué pasa
Dani?
Daniel: - Aún sigue
en el quirófano. Tratan de salvarle la vida.
Ana: - Alex es
fuerte, ya verás que sale de esta.
Daniel: - Lo sé, pero todas las cosas le pasan a Alex,
nunca a mí. – Daniel se estaba quebrando en los brazos de Ana.
Ana intento calmarlo
y lo llevó a sentarse con Brenda. Y los tres esperaron que alguien les avisara
de algo sobre Alex.
Otro médico salió de
la sala de operaciones y se dirigió a los tres jóvenes. Que al verlo salir
caminaron hacia él.
Daniel: Doctor, por
favor, ya díganos ¿cómo está Alex?
Doctor: - Tranquilo
hijo – Dijo el hombre ya mayor – La joven se recuperara. Nos costó mucho
mantenerla en este mundo, Pero es muy fuerte – y sonrió.
Daniel: - Gracias
Doctor, Gracias – Dijo dándose vuelta y abrazándose a Ana.
Brenda y Ana estaban
algo confusas. Ese medico “La joven”, ¿acaso se había equivocado?
El médico les dijo
que en un momento, una enfermera vendría y
les permitiría verla.
Y seguía hablando de
Alex como si fuera una mujer. Apenas se alejo el médico. Las dos chicas miraron
seriamente a Daniel. Quien ya se había dado cuenta que la identidad de Alex
había sido puesta al descubierto.
Daniel: - Chicas,
puedo explicarlo todo…, pero ahora no. Necesito ver a Alex – Dijo viendo a una
enfermera que preguntaba por parientes de Alex Zamboya. Y se fue detrás de esa
enfermera.
Ana y Brenda se
quedaron ahí, algo preocupadas y confundidas por la situación.
Brenda: - ¿Cómo qué
es mujer? – Preguntó.
Ana: - No sé qué
decirte, yo también estoy sorprendida por esto. No entiendo nada.
Brenda no entendía
nada, pero su mente volaba recordando cada momento cerca de Alex. Su piel tan
suave, el ridículo bigote, su forma de ser tan educada, todo aquello que le
hizo pensar a ella que Alex podría ser gay vino a su cabeza… No podía ser
mujer…
Esperaron a Daniel
por unos treinta minutos. Él apareció. Sus ojos denotaban que había llorado.
Brenda: - Ya explica
todo… - Lo enfrentó.
Daniel: - Tranquila.
Es una larga historia, que les contaré, no sé preocupen. Si quieren verle
pueden entrar de a una.
Ana: - Ok. Voy a ver
a Alex y después me cuentas todo – Y cruzó la puerta que la llevaban a la
habitación donde se encontraba Alex.
Brenda: - Sólo quiero
saber la verdad, nos mintió.
Daniel: - No te
enojes… no podía decirte la verdad.
Brenda se quedo
callada, y Daniel intento acercarse ella pero rechazó la charla. Sólo quería
saber la verdad, no quería que le hablara de nada.
Cuando Ana volvió a
los diez minutos. Y le dijo a Brenda que podía entrar ella, se negó a verle.
Fueron los tres a la
cafetería del hospital, se sentaron a una mesa.
Brenda: - Ya, hasta
cuando vas a dejarnos con la intriga. Cuéntanos todo.
Ana: - Tranquilízate
Bren, Dani ya nos contará.
Daniel: - Está bien.
Les dije que es una larga historia. Supongo que debo contarles todo sobre su
vida para que entiendan.
Las chicas asintieron
con la cabeza y Daniel prosiguió entonces.
Daniel: - Alex y yo
somos huérfanos. Nos conocimos en el hogar en que nos criamos. Desde los cuatro
años somos inseparables. No pregunten por qué. Pero siempre he sido como su
hermano mayor y he estado a su lado. Cuando Alex tenía 9 años, me pido que le
enseñara a besar. Y yo que siempre le estaba enseñando todo, le enseñe a besar.
Me sorprendió horas más tarde cuando le encontré besando a una amiguita. Sabía
que ella no era como todas las niñas. Pero yo la amaba, era como mi hermana
menor. Y sin saber lo que realmente sucedía o lo que Alex sentía jure
aceptarla.
Ese mismo día, la
lluvia nos agarro cuando regresábamos del arroyo y por la mojadura me enfermé.
Y al otro día, que era lunes, no me dejaron ir al colegio. Y Alex fue sola.
Pero no volvió al medio día. Y cuando pregunté por ella, se dieron cuenta de su
falta. Comenzaron a buscarla, pero nadie la había visto.
Todo el pueblo la
buscó, y el comisario la encontró casi muerta a orillas del arroyo a varios
kilómetros del colegio.
Yo me he sentido
culpable siempre. Sé que nada le hubiera pasado si yo iba al colegio con ella –
Su voz se quebró – La violaron cuatro tipos… nunca los encontraron.
Brenda y Ana estaban
impactadas con lo que estaban escuchando.
Daniel: - Ella no
hablo por más de un año. Y cuando se recupero por así decirlo de todo eso que
le pasó. Fui la única persona en el mundo que pudo acercarse a ella. Me juré
que nunca nadie volvería a hacerle daño. Y no me separaría de ella nunca.
Pasaron los años. Y ambos salimos del orfanato, nos fuimos a vivir juntos. Yo
sabía que ella era lesbiana y no me importaba. Al estar cerca de mí la gente no
hablaba ni decía nada malo de ella. Nos fuimos a Salta, buscando una mejor
oportunidad de trabajo y comenzamos a trabajar en un bar de mala muerta como
barman los dos.
Una empleada de la
cafetería les dejo sobre la mesa el café a los tres. Daniel comenzó a jugar con
la cucharita en la taza. Mientras les seguía contando la historia de Alex y por
defecto de él por estar siempre a su lado.
Daniel: - Una noche,
cuando Alex sacaba la basura del bar por la puerta de atrás vio algo que no
debió ver. Entro asustada y me contó que fue testigo de un asesinato. Cuando
salí me encontré con un hombre muerto casi a cuatro metros de la puerta.
Llamamos a la policía. Para resumir, las cosas empeoraron. Alex era testigo de
un crimen. Y los responsables se enteraron y la buscaban para matarla. La
policía de esa ciudad nos dijo que nos fuéramos porque a quien Alex había
reconocido era integrante de una banda de narcos. Y era más que seguro que la
estaban buscando para matarla. Así que huimos hacia aquí, Buenos Aires. Pero
los tipos que nos seguían sabían que debían buscar a una chica. Y Así fue que
disfrace de hombre a Alex. Le enseñé a comportarse como un verdadero hombre
para protegerla.
Brenda: - ¿Por qué no
nos contaron?
Daniel: - No podíamos
decir nada. Y cuando fui a investigar sobre ese hijo de puta que te hizo daño,
y supe quien era su padre…
Brenda: - ¿Qué tiene que ver su padre con que
Alex nos haya mentido?
Daniel: - Te dije que Alex presencio un
asesinato y vio quien cometió ese crimen… ¿no?
Brenda: - Si…
Daniel: - Pues el padre de Eduardo, es el
asesino. Pero como mando a matarla… Alex huyó para salvar su vida y no pudo
testificar en su contra. Y no lo arrestaron. Y ahora la policía puede meterlo a
la cárcel.
Brenda entendió, pero
en el fondo no sabía qué hacer con lo que se había dado cuenta que sentía por
Alex.
Capítulo 11
Alex pasó una semana
internada en el hospital. Como siempre a su lado nunca se despego Daniel. Por
su parte Ana, fue a verle todos los días, pero Brenda no quiso.
Cuando le dieron el
alta. Alex sabía que ya era libre para ser ella misma. La policía había
arrestado al padre de Eduardo. Y ella sólo tendría que ir a reconocerlo y a
atestiguar en su contra. Pero ya no tenía miedo. Ese tipo había perdido todo su
poder. Ya no podía amenazarla.
Alex ya se sentía
mejor, algo dolorida pero en un par de días con algo de reposo estaría como
nueva. Así que apenas salió del hospital paso por comisaria y declaró y lo
reconoció. Ahora su vida comenzaba de nuevo…
Alex: - Ya chicos,
vayan a trabajar
Daniel: - Si, pero no
podemos dejarte sola.
Alex: - Sólo debo
hacer reposo Dani, estaré bien, no necesito nada… vayan a trabajar que no
vivimos del aire.
Ana: - Dani, ella
tiene razón, vamos, ella puede quedarse sola – Dijo Ana guiñándole un ojo a
Alex.
Daniel: - Ok, pero
nos llamas si pasa algo….
Alex: - Por Dios,
larguenseeeeeeeeeee de acá
Fue así que Daniel y
Ana se fueron a la oficina a retomar el trabajo. Alex se quedó sola en el
departamento. Y lo único en que podía pensar era en ver a Brenda. Quién debía
sentirse engañada por eso no fue a visitarla al hospital.
Miró la hora, era
demasiado temprano, seguro estaría aun en clases en la escuela de arte. Tendría
que ser paciente y esperarla.
Cuando ya eran cerca
de las dos de la tarde, Alex se levantó del sofá, apagó el TV. Y salió al
pasillo a esperarla.
Pasaron varios
minutos, pero ahí salió ella del ascensor. Al verla parada al lado de su
puerta. Frenó su paso, sintió su corazón acelerarse. Alex la miró y intento
esbozar una sonrisa, pero al verle la cara de pocos amigos a Brenda. Bajo la
mirada.
Brenda camino hacia
su puerta sin decir palabras. Casi intentando no mirarla.
-¡Hola! – Dijo Alex
-¡Hola!, Veo que ya
estás mejor – Respondió Brenda abriendo su puerta con su llave.
-¿Estás enojada
conmigo? – Alex fue directa
-No…. Entiendo porque
lo hiciste – Le respondió entrando a su departamento.
-Entonces, ¿Por qué
no fuiste a verme al hospital?
-Odio los hospitales,
además tenía que estudiar…. – estaba mintiendo – Lo siento - y trato de cerrar
la puerta. Pero Alex interpuso su pie.
-Está bien, ya entendí,
no te molestare más – Le contestó algo triste, y dándose la vuelta se metió en
su propio departamento y cerró la puerta de un golpe.
Brenda hizo lo mismo
con su puerta. Y se quedo inmóvil pensando en lo sucedido…. “Es muy linda como
mujer”, por primera vez pudo verla como ella era realmente. Noto su busto
pequeño, y su cabello que aunque seguía corto, estaba peinado diferente lo que
la hacía verse algo femenina.
“Basta, ¿por qué
estoy pensando en ella?” se preguntó, “Ella se hace la ofendida y es ella la
que me mintió y se hizo pasar por un hombre” tiró sobre el sillón su bolso y
los libros… Pero su mente seguía pensando en Alex… “¡Maldita sea! ¿Qué carajo
me pasa? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella?”
Capítulo 12
Ana entró al
departamento eufórica
-Brenda, Brenda – Gritaba
-Acá estoy, no grites
-¡Dani me besó! – Suspirando
-¿Cuándo?
-Recién cuando nos
despedimos en la puerta.
-Es lo que querías
¿No? – Dijo de mala gana
-Sí, Sí, es lo que
deseaba… y a vos como siempre nada te importa
-¿A qué te referís?
¿A qué me refiero?
Soy tu amiga, te conozco y me conoces mejor que nadie. Sabes lo loca que estoy
por Daniel desde que lo conocí. En todos estos meses la química entre los dos
nos estaba quemando, y hoy él se anima y me besa… Soy feliz. Y a vos no te
importa un carajo mi felicidad. – Le dijo algo triste y enojada Ana.
-Eso no es cierto
-¿Ah No? Pues no te
veo para nada feliz, más bien te veo enojada.
-Perdón, yo….
-¿Vos qué? ¿Qué te
pasa?
-Nada, nada me pasa
-Brenda que te
conozco muy bien….
-Hoy vi a Alex…
-Era hora, no puedo entender
ese enojo tuyo. Alex se la paso preguntando por vos.
-Me siento mal con
todo esto… no puedo mirarla a la cara… es una mujer…
-Sí, ya sabemos eso.
Es la mujer que se enfrento al hijo de puta de Eduardo para defenderte a costa
de su vida…
-Yo…
-Brenda… - Se acercó
para mirarla a los ojos - ¿A vos te gustaba Alex cuando creías que era un
hombre?
-Eh… - No respondió,
sólo bajo su mirada, esquivando los ojos de Ana. Dándole a entender a su amiga
que lo que le preguntaba era verdad
-Pero siempre actuaste
como si no te gustara, fuiste muchas veces indiferente con Alex.
-Lo sé – Dijo Brenda
admitiendo lo que Ana le decía.
-Es por eso que no
fuiste a verle, estas desilusionada… porque el hombre que te gustaba ya no es
tal….
-Creo que sí
Ana se acercó más a
ella y la abrazó. Siempre había intuido que a Brenda le podía estar pasando
algo con Alex. Pero ahora tenía la certeza, y sabía que su amiga estaba
enamorada y sufría.
-Cuando la vi hoy… -
No pudo continuar y se echo a llorar.
-Alex te ama – Acotó
Ana
-¿Qué? – Preguntó
algo asombrada Brenda
-Es más que obvio que
ella te ama…
-Pero no soy lesbiana
– Exclamó
-No quise decir eso.
Sólo quise decir, que si vos estás sufriendo ahora porque estás desilusionada
con esto que hemos descubierto. Como crees que se debe sentir ella, que
sintiendo algo por vos todos estos meses nunca pudo decirte nada. Ni antes, ni
ahora porque sabe que sos hetero…
-¿Cómo sabés que me
ama?
-Tengo ojos Brenda…
la forma en que siempre se comporto contigo, como te miraba, como se preocupaba
por vos… era más que obvio…
-Pero es mu…jer…
-Mujer y lesbiana. Y
sabes muy bien porque tuvo que hacerse pasar por hombre, y jugando a ser
hombre, ella pudo jugar contigo y no lo hizo. Debe estar sufriendo sabiendo que
nunca tendrá una oportunidad con vos… Es más que claro, que te quiere y jamás
quiso hacerte daño.
-Pero me duele todo
esto… - Exclamó Brenda y se volvió a abrazar a su amiga para llorar…
Capítulo 13
Los días fueron
pasando. Daniel avanzo más y más e invito a cenar a Ana. Poco a poco, fue
admitiendo que estaba loco por ella. Y que nunca se había animado por la
sencilla razón, que él era un Don Juan, sabía cómo seducir chicas y llevárselas
a la cama. Pero con ella no podía porque lo que estaba sintiendo era algo más
fuerte, que no se le pasaría con tenerla una noche…
Así que lentamente el
romance fue tomando su rumbo. Y se veían ambos realmente felices, pero no era
una felicidad completa, porque sabían que sus amigas estaban sufriendo.
Brenda intentaba
evitar a Alex, quien por su lado hacia lo que fiera por no encontrarse con
ella. Pero vivían en el mismo edificio, departamentos en el mismo piso y
enfrentados…. Era algo imposible no verse.
Así que apelaban a la
frialdad y a saludarse y a huir cada cual a lo suyo.
Aunque hicieran lo
que hicieran para evadirse… el destino estaba empecinado en provocarles
encuentros tras encuentros.
Alex no dejaba de
pensar en ella, se le iban los días intentando olvidarla.
Y Brenda se
encontraba en la misma situación, intentando en vano sacarse de la cabeza a
Alex.
Y así se sucedían los
días, uno tras otro y era evidente que en vez de olvidarse, más se recordaban.
La estaban pasando realmente mal, siempre de mal humor, tristes, ya ni
sonreían… Brenda se refugiaba en el estudio, Alex se sumergía en el trabajo…
pero nada podía borrar el amor que se tenían.
Y sus inseparables
amigos, eran testigos del dolor y del amor de ambas…
-Daní, ¡Debemos hacer
algo!
-¿Cómo qué? Amor –
Preguntó Daniel
-No lo sé
-No hay nada que
hacer, Brenda es Heterosexual
-Pero sigue enamorada
de Alex
-¿Te lo ha dicho?
-No, no hace falta,
la conozco, como vos conoces a Alex…
-¿Y qué hacemos?
¿Convencemos a Brenda que se cambie de bando?
-¡Chistoso!
-No podemos hacer
nada, Brenda ama el hombre que era Alex, no a Alex…
-Por eso está
sufriendo…
-Mierda, no podemos
convencerla que se haga lesbiana, ni podemos pedirle a Alex que se opere y se
vuelva hombre… Si al menos Brenda amara la persona que es Alex… sería distinto.
-¿Cómo que sería
distinto?
-Claro, porque amaría
a Alex, no el estúpido disfraz de hombre, ni la mujer que es. Amaría su
persona, su forma de ser, sus defectos, virtudes, su esencia, su personalidad…
-Dani, pero Alex como
hombre y como mujer no es lo mismooooooo! – Exclamó Ana
-A ver, decime, que
cambio en Alex… Que ahora se viste como mujer, que tiene tetas… porque para mí
no le veo otros cambios… sigue siendo Alex…
-Te parecen pocos
cambios… Tetas, mujer… Daniii, ¡Por Dios! – Le gritó y al mismo tiempo
reflexiono… - Aunque en algo tenés razón, yo sigo viendo al Alex que conocí…
-Si Brenda viera eso…
se daría cuenta que Alex disfrazado de hombre y Alex mujer es Alex… Porque con
disfraz o sin él te aseguró que Alex hubiera hecho todo lo que hizo igual…
-Ya basta, porque no
creo que Brenda la pueda ver así. Tendría que ser bisexual…
-¡Dios te escuchara!
Capítulo 14
Ana seguía con toda
la charla con Daniel en su cabeza dándole vueltas al asunto… Al ver a Brenda en
el sofá estudiando le habló:
Ana: -Brenda,
¿Podemos hablar un minuto?
Brenda: -¿De qué?
Estoy estudiando
Ana: -Sólo es un
momento
Brenda: -Está bien –
Dijo con mala gana, dejando el libro sobre la mesa ratona y yendo hacía Ana – A
ver, ¿Qué es?
Ana: -Quería
preguntarte algo…
Brenda: -¿Qué?
Ana: -Cuando ves a
Alex, aparte del cambio de vestuario y de la apariencia física obvia que ha
tenido… ¿Qué ves?
Brenda: -¿Cómo? No
entiendo que me querés preguntar
Ana: -Ok, vos te enamoraste
de Alex… ¿Por qué se veía lindo como hombre? O ¿Por cómo era y se comportaba
con vos…?
Brenda: -¿Se puede
saber por qué me preguntas eso…?
Ana: -Brenda piensa
un poco… el único cambio en Alex, es que ya no sé ve como hombre. Pero sigue
siendo la misma persona…
Brenda: -¡Ah!
Ana: -Brenda… Seguís
enamorada de Alex, no me lo podes negar…
Brenda: -No quiero
hablar más del tema – Dijo dándose la vuelta y volviendo a su sofá y a su
libro…
Ana: -Brenda, ¿Y Si amas
su persona y no su sexo? – Le gritó Ana.
Brenda: -No puedo
amar a una mujer – Gritó contestándole Brenda ahora si enojada.
Ana: -No podés, pero
seguís enamorada de Alex…
Brenda sabía muy bien
eso. Aun sentía algo muy fuerte por Alex. No dejaba de pensar en ella. Se
maldecía cada vez que la veía porque su corazón se aceleraba, le sudaban las
manos y se ponía, realmente nerviosa. Vivía maldiciéndose y enojándose consigo
misma, porque cada noche soñaba con Alex, y lo que más la confundía era que
Alex hombre o Alex mujer le provocaba en sus sueños el mismo deseo
incontrolable de besarle…
Ana no quiso seguir
más con el tema, sabía que era meter el dedo en la herida. Sólo la enojaba más
y nada lograba. Pero estaba bien claro que Brenda amaba a Alex, pero al hombre
que había sido con ella. Conocía a su amiga, y sabía que no tenía experiencia
con los hombres, que la única experiencia en su vida, le resulto un infierno… y
Alex se había acercado a ella como el hombre que toda mujer desearía conocer y
amar. No podía ver sufrir a su amiga, pero como ayudarle a olvidar… Sólo el
tiempo trae el olvido…
En tanto, Daniel como
siempre intentaba levantarle los ánimos a Alex.
Daniel: -Vamos Alex,
debes salir un poco de este encierro
Alex: -No quiero
Daniel: -Maldita sea,
que terca que sos… ¡No te ama!- Le gritó.
Alex: -Eso lo sé muy
bien…. Pero no puedo olvidarla – Dijo casi gritando y aguantándose las
lágrimas…
Daniel: -Pues creo
que debes olvidarla… o…
Alex: -¿O Qué?
Daniel: -¡O te buscas
otra, o vas detrás de ella y la vuelves lesbiana!
Alex: -No seas
imbécil
Daniel: -¡Por Dios!
Hace algo carajo…. No puedo verte sufrir así
Alex: -No puedo
volverla lesbiana porque no me ama…
Daniel: -Si te ama –
Exclamó Daniel
Alex: -Dijiste que no
me amaba recién – Repitió algo asombrada
Daniel: -Ella te ama…
bue… ama el hombre que eras… y eso lo sabes ¿No?
Alex: -Siempre supe
que algo sentía por mí, por eso no me ha perdonado el engaño… pero que siga
sintiendo algo, no lo creo… sólo está enojada conmigo
Daniel: -Aun sigue
sintiendo algo por vos… ¿Por qué crees que te evade?
Alex: -Estará
confundida, querrás decir…
Daniel: -Carajo, eso
es… está confundida…. Y si está confundida puedes seducirla… ya sabes, una
mujer confundida tiene las defensas bajas…
Alex: -¡Qué
pensamiento más machista y estúpido!
Daniel: -Ya, pero te
ama, Mierda… Alex vos me dijiste que dejara de negar lo que sentía por Ana… Que
me jugará, que me atreviera a mostrar mis sentimientos… y así lo hice… Ahora…
¡Atrévete Vos! ¡Hace algo!
Alex: -¿Cómo?
Daniel: -No sé, te
recuerdo que lo que yo sé de mujeres lo sé por ti… Vos me enseñaste a seducir
chicas… ¡Conquístala!
“¿Conquistarla?
¿Atreverme a enamorarla?… pero no puedo es Hetero…. Pero está confundida… y si
está confundida, puede ser que… ¡Por Dios! Ya deja de pensar tonterías” se
decía enojada consigo misma…
Capítulo 15
Brenda miró el reloj,
eran casi las dos de la madrugada, Ana no había llegado. Cerró su libro. Se
levantó del sillón decidida a irse a dormir. Cuando se disponía a apagar las
luces de la sala para irse a su cuarto… escucho la voz de Alex que provenía del
pasillo…
Alex: -¡Mierda, justo
hoy!
La curiosidad, la
llevó a acercarse a la puerta y a espiar por la mirilla.
Alex: -¡Justo ahora!
Carajo…. – Realmente parecía enojada… seguía maldiciendo Alex…. - ¿Dónde mierda
me voy a meter ahora?
Brenda la vio sentada
en el piso… y sin pensarlo mucho abrió.
Brenda: -¿Qué haces
ahí? – Le preguntó
Alex: -Me dispongo a
dormir acá
Brenda: -¿Qué?
Alex: -Ana y Daniel
están en el depto. – le dijo señalando detrás suyo el departamento
Brenda: -¿Y vas a
dormir en el suelo del pasillo?
Alex: -Ni modo que
entré y les pinché el globo…
Brenda: -¡Te
matarían! – Ambas rieron
Alex: -Así es, por
eso no me queda de otra que dormir aquí
Brenda: -Ok – Dijo
como si no le importara
Alex: -¡¿Ah… no ser
que me prestes tu sillón…?! – preguntó sonriendo y esperando que Brenda la
mandara a la mierda.
Brenda: -¿Mi sillón?
Alex: -Sí,
¡Please!... Prometo no roncar… fuerte… - Dijo sonriendo
Brenda puso cara
pensativa, y sonriendo le contestó:
Brenda: -Pues ni
modo, pero no me molestes que quiero dormir – Contestó entrando al departamento
Alex se levantó del
suelo y entró. Vio a Brenda entrar en su cuarto. Entonces cerró la puerta y
camino hacia el sillón. Cuando estaba llegando Brenda volvió a salir de la
habitación con una frazada y una almohada, las cuales dejo sobre el sillón…
-Gracias – Simplemente
dijo Alex
-De nada, buenas
noches – Y sin esperar que Alex le devolviera las Buenas Noches se metió a su
cuarto.
Se acostaron las dos,
Alex en el sillón, Brenda en su cama y sus mentes parecían haberse sincronizado
juntas para pensarse mutuamente…
“Al menos esta fría
pero me habla” pensaba Alex, dando vueltas y vueltas en el sillón “Creo que ya
no esta tan enojada conmigo”
“¿Por qué la dejaste quedarse a dormir acá? –
se preguntaba Brenda y al mismo tiempo ella misma se respondía. “No podías
dejarla dormir ahí” no podía dejar de pensar en ella… “Se ve muy bien, Por Dios
¿Qué estoy pensando?”
Y así pensándose
mutuamente se durmieron aquella noche.
Capítulo 16
El romance entre
Daniel y Ana continuaba, y era evidente que realmente estaban enamorados. Se la
pasaban todo el tiempo juntos…
Brenda y Alex, ya se
hablaban un poco más… Ya pasaban del saludo a conversaciones triviales. Y
cuando Ana decidía quedarse con Daniel, que era muy seguido, Alex recurría al
sillón de Brenda lo que las obligaba de alguna manera a entablar conversaciones
y a compartir el departamento.
Brenda se sentía cada
vez más confundida, ya no podía dejar de pensar en Alex, y si no la veía, la
extrañaba. Cada noche cuando Ana le avisaba que se quedaría con Daniel, su
corazón se aceleraba porque Alex golpearía su puerta y esa espera la ponía muy
ansiosa…
En tanto, Alex, ya se
había dado cuenta que Brenda seguía sintiendo algo. Su forma de evadirle la
mirada se lo decía todo. Pero no podía dar por sentado nada, debía tener
paciencia. Todo era cuestión de tiempo. Tenía que seguir ahí, cerca, pero sin
molestarla…
Las fiestas navideñas
se acercaban. Las chicas planeaban irse a su ciudad natal a pasar Navidad y Año
nuevo con sus familias. Por su lado, Ana quería que Daniel la acompañara, así
podía presentarle a su abuela Amalia. Se lo pidió, y él quería realmente ir,
pero no quería dejar a Alex sola en las fiestas.
Ya era 23 de
Diciembre, Brenda y Ana regresaban de hacer algunas compras navideñas. Al
acercarse al edificio, reconocieron el auto de Roberto estacionado… y por
supuesto también a quien estaban con él en la puerta de entrada al edificio.
-¡Papá! – Gritó
Brenda cuando lo vio. Corrió a él con varias bolsas. Al llegar dejo todo en el
suelo y se colgó del cuello de su padre, feliz de verlo - ¿Qué haces acá papá?
– Le preguntó mientras lo abrazaba.
Roberto: -¡Hola
Hijita! Vine por la fábrica a comprar materiales y me dije que mejor
oportunidad para buscar a las chicas y volvernos todos juntos a casa…- Respondió
abrazándola.
Ana llegó también
cargada de bolsas. Y Roberto al verla
estiro su brazo para que se uniera al abrazo.
Brenda: -Pero si
nosotras viajábamos igual mañana… - Dijo Brenda mientras se separaban del
abrazo dado entre los tres.
Roberto: -Ya sé, pero
como tuve que venir, aproveche en venir a verlas… y nos volvemos los tres
Ana: -Esa es una
buena idea – Dijo Ana
Roberto: -Aunque creo
que nos volveremos más de tres
Brenda: -¿Más? –
Preguntó sorprendida
Roberto: -Pues sí,
¿acaso el noviecito de Brenda no va a ir a casa a conocer a Amalia? - Preguntó
Ana: -Ajá – Dijo
riendo Ana
Roberto: -Así que
mañana nos vamos todos… Abue las extraña a las dos
Esa noche cenaron
todos en el departamento de las chicas.
Alex se mantenía
callada en la cena. Roberto se comportaba como todo padre sobre protector con
Ana y interrogaba a Daniel… Quien un poco nervioso, reía y charlaba con su
“suegro”
Brenda no dejaba de
mirar a Alex, pensaba en que si ellos se iban, ella se quedaría sola.
La noche transcurrió
alegre… y casi llegada la medianoche Roberto se paró y habló:
Roberto: -Bueno,
bueno, la cena ha estado genial, pero ya es tarde y mañana debemos viajar
temprano a casa, todos…
Dani: -Disculpe
Señor, no quiero ser mal educado, pero no puedo acompañarlos – Se expresó
Daniel
-¿Cómo qué no vas?,
no acepto negativas en navidad – Dijo Roberto
Alex: -Dani, anda,
todo está bien hermano- Exclamó Alex quien se la había pasado callada durante
casi toda la cena.
Roberto: -A ver, A
ver, que cosa no entendieron, Dije que nos vamos todooos a casa – Dijo Roberto
mirando a Alex
Alex: -Pero yo… -
Roberto no dejo que Alex terminara lo que fuera a decir
Roberto: -Muchacha,
ya dije Todos, no quiero peros… Ahora todos a dormir…
Ana y Daniel se
abrazaron y sonrieron, Roberto se encamino al baño despidiéndose de todos. Alex saludo y algo extrañado por la actitud
del padre de Brenda se retiro.
Cuando Ana ya se
había acostado, y Roberto se disponía a hacer lo mismo en el sillón de la sala,
Brenda apareció para hablar con su padre.
Brenda: -Papá
Roberto: -¿Qué pasa
Hija?
Brenda: -¿Por qué
insistes en que vaya Alex y Daniel?
Roberto: -Daniel es
el novio de Ana ¿No?
Brenda: -Sí, pero
Alex… -No termino de hablar, porque su papá continuo la frase
Roberto: -Alex, es
una amiga de ustedes…
Brenda: -No… - Respondió
y su padre sentado, puso una mano en el sillón señalándole a su hija que se
sentara a su lado.
Roberto: -Hija, Vos
me contaste lo de Alex a medias… ya sé que Alex se vistió de chico, y que ahora
se ve como una linda chica. Pero no me contaste todo lo que esa muchacha hizo
por vos. Eso me lo conto Ana y Daniel… Esa chica es tu amiga, y te defendió…
Brenda: -Ella es… - No podía seguir
hablando, ¿Qué podía decirle, que era lesbiana y que la estaba confundiendo…?
Roberto: -Se nota que
te quiere – Dijo su padre sorprendiéndola
Brenda: -¿Qué decís papá?
Roberto: -Brenda, Soy
viejo pero no boludo. Esa Alex está enamorada de vos, ¿verdad?
Brenda: -Eh… creo que
sí, no sé – Se puso nerviosa y se levantó del sillón
Roberto: -¿Y vos? –
La pregunta del millón le acababa de tirar su padre
Brenda: -¿Yo qué
papá? – Repreguntó para tratar de evadir la respuesta
Roberto: -¿Vos que
sentís por ella?
Brenda: -Nada, Nada,
yo no siento nada – Contestó y camino a su cuarto.
Roberto: -Está bien,
vamos a dormir mejor.
Capítulo 17
A la mañana muy
temprano salieron todos de viaje, en el auto de Roberto iban las chicas, y
detrás en el coche de Daniel, Alex con él.
Apenas llegaron, Ana
presento a Daniel con su abuela. Roberto parecía haber planeado todo para esa
navidad. Dijo que Daniel se alojaría en casa de Ana, y que Alex, se quedaría en
su casa.
Brenda cayó en la
cuenta, que eso significaba tener que compartir su habitación con Alex… y se
puso realmente nerviosa.
Alex: -No quiero
molestar, puedo irme a un hotel – Dijo Alex, dándose cuenta del nerviosismo de
Brenda.
Roberto: -Por
supuesto que no muchacha, el cuarto de Brenda tiene dos camas, Así que te
quedas aquí – Insistió Roberto.
Brenda no quería
contrariar a su padre, así que le pidió a Alex que la acompañara que le
mostraría la casa. Alex en silencio la siguió.
Al entrar al cuarto
de Brenda:
Alex: -Brenda sería mejor
que me fuera a un hotel – Le dijo
Brenda: -Ya Alex, mi
cama es esta – Sentándose en ella – la tuya es la que siempre usa Ana.
Alex: -Ok – Dejo su
bolso sobre la cama.
Brenda le indico
donde quedaba el baño. Y se retiró
Ya en la cocina…
-¡Porque no le
muestras la ciudad a Alex! – Le dijo Roberto a Brenda
-Pero hay que
preparar todo para la cena papá – Le contestó su hija
-De eso nos
encargamos Amalia y yo… Vayan a buscar a los tortolitos y den un paseo – Casi
ordenando dijo Roberto.
-¡Papá estás
insoportable dando órdenes – Dijo Brenda mostrándose enojada
-Yo no doy ordenes
mi’jita, sólo sugerí algo… ¿Estás nerviosa? ¿Qué te pasa? – Respondió su padre
dándose cuenta del nerviosismo de su hija.
-Nada, nada… ya
vamos… - Dijo mirando a Alex y saliendo de la cocina – Apúrate Alex
-Acá voy – Dijo Alex
siguiéndola hasta la puerta de calle
Allí Brenda la tomó
de la mano y la saco afuera sin decir nada
-¿A dónde vamos? –
Preguntó Alex
-A buscar a Daniel y
Ana… y a pasear como ordeno mi padre – Y le soltó la mano
Pasearon los cuatro,
por casi más de tres horas por la ciudad. Había mucho movimiento en el centro.
Gente que iba y venía con bolsas llenas de regalos. Y el paseo se torno liviano.
Daniel y Ana a los arrumacos, en cambio, Brenda y Alex trataban de ni mirarse.
Cerca de las seis de
la tarde decidieron volver. Pues había que bañarse y cambiarse para la cena. Y
eran muchos y en cada casa sólo había una baño, lo que sería una odisea lograr
bañarse rápido.
En la habitación de
Brenda, ella le pidió que se duchara primero… Así que Alex entró al baño a
ducharse. Mientras en su cuarto Brenda buscaba la ropa que se pondría.
A los 15 minutos Alex
salió ya duchada, y al entrar envuelta en una toalla, se encontró con Brenda
que la miraba. Esta bajo su rostro para ocultar el rubor que se le había subido
a las mejillas.
-Ya te deje el baño
libre – Habló Alex rompiendo el clima algo tenso que se comenzaba a dar entre
ambas.
-Gracias – Dijo
Brenda y salió apresurada del cuarto tratando de no mirar a Alex que intentaba
taparse mientras comenzaba a vestirse.
Cuando regreso a
cambiarse, Alex ya no estaba, se vistió rápido y bajo.
Como a las nueve, los
cuatro ya estaban en la cocina. Amalia apenas los iba viendo llegar les daba
una tarea. Así es que Daniel fue a parar al patio con Roberto para encargarse
del asado, mientras este podía irse a dar una ducha.
Ana tuvo que preparar
la ensalada. A Brenda la mandaron a poner la mesa. Y Alex se encargo de las
bebidas.
Amalia no paraba de
hablar con Ana
-Me gusta ese
muchacho – Decía la abuela de Ana
-Es divino abue – Exclamaba
Ana
-Sí, muy educado y
muy buen mozo tu novio
La cena transcurrió
muy amena. Todos estaban felices. Y como es típico en Navidad, Cuando dieron
las doce, brindaron e intercambiaron el saludito de “Feliz navidad” y el beso
entre todos.
Alex se acercó tanto
a Brenda que ésta de lo nerviosa que se puso volcó su copa encima de Alex.
-Perdón, perdón – Decía
Brenda y trataba de limpiar la mancha de la camisa con una servilleta
-Yaaa, no es nada,
después me la cambio – Y le dio un beso en la comisura de los labios dejándola
inmóvil – Feliz Navidad Brenda.
Cerca de las dos de
la mañana, Amalia se despidió, disculpándose – Ya estoy vieja para trasnochar,
así que ya me voy a dormir – Ana y Daniel la acompañaron a su casa.
Cuando regresaron la
sala estaba muy callada.
-¡Vamos a bailar
chicas! – Dijo Ana
-Sabes que no me
gusta bailar – Le contestó Brenda
-Brenda es Navidad,
vamos a divertirnos
Ella de mala gana
acepto. Y los cuatro salieron en el auto de Daniel rumbo a una Disco.
Ya en el baile,
apenas entraron Ana y Daniel se fueron a la pista a bailar. Alex miró a su
alrededor y noto que había un patio interno en el lugar, y parecía que no
estaba tan atestado de gente.
-Brenda y si vamos a
tomar algo allí, parece que no hay tanto alboroto – La invitó y ella aceptó.
Ya en ese patio
interno, buscaron unas sillas para sentarse. La música se escuchaba pero no tan
estridente. Desde donde se habían sentado podía verse el cielo lleno de
estrellas. La luna brillaba, ninguna de las dos parecía querer hablar.
-¿Estás molesta
porque vine? – Le preguntó Alex rompiendo el silencio entre ellas.
-No, para nada
Se pasaron como dos
horas sentadas mirando las estrellas, hablaron muy poco, sólo trivialidades,
tonterías, pero eso sí, no dejaban de mirarse… Hasta que apareció Daniel
-¡Ahí están chicas! –
Dijo Daniel
-Vamos a casa –
Exclamó Ana
Las dos se miraron y
sin decir palabras se levantaron y los siguieron.
Capítulo 18
Lo que Brenda no
quería que pasara estaba pasando, su nerviosismo la estaba delatando. No sabía
cómo actuar, qué decir…
Ya en su cuarto, era
hora de dormir. Alex le dio la espalda y comenzó a desvestirse para acostarse.
Brenda no podía quitarle los ojos de encima… Su mirada clavada en la espalda de
Alex, que intentaba tapar sus cicatrices, hizo que ésta se diera vuelta y la
viera observándole…
-Brenda, ya no me
mires así que me da vergüenza – Dijo Alex y Brenda vio como el rostro de ella
se ponía rojo.
-Perdón, yo…
Alex se acercó y se
sentó a su lado en la cama.
-Ya sé que te pongo
nerviosa y no te gusta esta situación de tener que compartir el cuarto conmigo…
pero tranquila.
-No estoy nerviosa –
Mentía, mientras sentía que aun sentada sus piernas temblaban
Alex sabía que era su
oportunidad de dar un paso, Tenía que jugarse… o la rechazaba o…
Puso su mano sobre la
pierna de Brenda y se dio cuenta de que estaba temblando
-¡Estás temblando!
-Yo… - Y se paró
inmediatamente. Pero no dio ningún paso para huir. Se quedo de pie. Alex se
paró detrás de ella y acarició suavemente su pelo. Brenda se estremeció. Sintió
miedo de lo que estaba experimentando en su interior y camino hacia la puerta
pensando en huir, pero volvió a detenerse al escuchar las palabras de Alex…
-Perdona, no volveré
a intentar nada, lo juro – Y se metió en su cama
Brenda volteo y la vio acostada. Cerró los ojos y el
cuerpo de su amiga en ropa interior paso por su mente.
-Ya acuéstate, de
veras, no hare nada – Volvió a repetirle Alex desde su cama.
-Alex – Dijo su
nombre y camino hacia la cama, Se detuvo y tímidamente se sentó a su lado. Alex
se incorporó en la cama hasta quedarse sentada.
-Tranquila – Y tomó
su mano
-¡No sé qué me pasa!
– Logró confesar Brenda
Alex le acarició la
mejilla. Y tomando su rostro suavemente la acercó a ella, Brenda sabía que la
besaría, y no podía oponerse. No tenía fuerzas para negarse. Y despacio Alex la
acercó más y más… y sus labios se pegaron… y se besaron tiernamente. Fue un beso
muy breve. Se miraron a los ojos….
Brenda no había
rechazado el beso, pero Alex sentía que no podía avanzar más. No quería
asustarla
-Vení – Le dijo
recostándose hacia un costado de la cama y corriendo la sabana para que ella se
acostara a su lado.
Brenda la miró, y sin
decir nada se acostó a su lado, acurrucándose en sus brazos. Apoyo su cara en
el pecho de Alex, quien la abrazó más fuerte, y comenzó a acariciar su pelo. Y
así se quedaron en silencio, y en unos minutos ambas se durmieron.
Al día siguiente,
Roberto golpeó la puerta, no la abrió, sólo las llamó.
-Bueno, levántense
que ya es casi mediodía
Brenda abrió los ojos
y la vio a su lado.
-Buen Día – Dijo
Alex- ¿Dormiste bien?
-Buen Día… Creo que
sí – Y sonrió.
En ese instante
Brenda tuvo que admitir que lo que había sentido cuando creía que Alex era un
hombre aun seguía sintiéndolo. Recordó en breve beso que se habían dado. Miró a
Alex y se abrazó más a ella. Luego se besaron dulcemente, ahora si el beso fue
más largo y apasionado. El deseo entre ambas era evidente. Pero Alex se detuvo.
-Vamos a desayunar o
a almorzar jaja – Dijo Alex
-Si – Respondió
Brenda separándose de ella.
-Brenda, mírame -Ella
la miró, Alex le dio un beso y la miró a los ojos… -Te amo, sé que debo ir
despacio, pero ahora sé que sientes lo mismo que yo… - Le dijo. Y Brenda sin
decir una palabra con un beso le admitió que sentía lo mismo.
Se besaron y acariciaron
por unos minutos…
-Te quiero, pero no
soy lesbiana, yo…
-Sólo ámame, no
pienses en eso
Al bajar a la cocina.
Todos estaban sentados a la mesa esperándolas para almorzar.
Amalia: -Parece que
no han dormido nada ustedes dos - Dijo la abuela.
Almorzaron, bajo la
mirada atenta de Ana y Daniel que no dejaban de mirarlas, como si se dieran
cuenta que algo había pasado entre ellas.
Y Pasaron Navidad, y
la semana que le siguió todos juntos. Como jóvenes que eran se la pasaron
paseando por la ciudad. A todos lados iban los cuatro. Alex y Brenda comenzaron
a hablar mucho y a no separarse. Por las noches dormían juntas. Apenas caían en
la cama se besaban y acariciaban hasta dormirse juntas. Alex siempre se
frenaba, no quería dar ningún paso en falso, quería hacerla suya, pero quería
que Brenda estuviera segura. Así que había decidido esperarla.
Pasaron año nuevo
todos juntos también, y ya al otro día Alex y Daniel debían regresar a
trabajar. Por lo tanto Ana también, la única que decidió quedarse fue Brenda
pues ella estaba de vacaciones.
Capítulo 19
La primera noche sin
Alex, Brenda se acostó y abrazó su almohada. La extrañaba. Quería sentir sus
brazos rodeando su cuerpo, sus besos, sus caricias… Si bien habían dormido
juntas ocho noches seguidas… y sólo se habían acariciado y besado… Brenda ahora
si deseaba explorar su cuerpo, quería ser completamente de Alex. Estaba segura…
quería besarla, acariciarla, comerse cada tramo de piel de su cuerpo, lamerla,
morderla… quería hacer el amor con ella.
Pasó dos semanas en
compañía de su padre y de Amalia. Siempre extrañando a Alex. Todas las noches
le hablaba por teléfono. Se daban las buenas noches, pero ya no veía la hora de
verla…
Aquella mañana cuando
bajaba de su cuarto, su padre hablaba por teléfono…
-Sí, Ana, ya te la
llamó – Decía Roberto y al verla sonriéndole a Brenda le hizo seña que era para
ella la llamada. Se despidió de Ana y le paso el Teléfono a Brenda.
Ana: - Ey ¿Cómo
estás?
Brenda: - Bien ¿y
Vos? ¿Qué contás?
Ana: - Me voy a Mar
del Plata con Daniel por cuatro día mañana
Brenda: - ¿Y Alex?
Ana: - Se queda, por
eso llamaba
Brenda: - Ah…
Ana: - Ah… no seas
pendeja, ¿Ya te decidiste?
Brenda: - ¿Qué tenía
que decidir?
Ana: - No te hagas la
tonta… ¿la amas?
Brenda: - Tengo que cortar
Ana: - Pelotuda,
nooooooo
Brenda: - Cortoooo
Ana: - Está bien no
me cuentes nada, total no me importa…
Brenda: - Mentirosa
Ana: - Entonces,
¿Qué?
Brenda: - Si la amo,
y ella me ama – Dijo con voz firme – Pero debo pasar más días con papá, además
debo hablar con él. Necesito contárselo. No sé como lo tomara.
Ana: - Está bien.
Entonces nos vemos en Febrero
Brenda: - Si, Saludos
a Daniel. Besos
Al cortar y darse
vuelta, vio a su padre en la puerta de la cocina.
-¡Papá!
-¿La amas? – Preguntó
muy serio
-Yo… - Acercándose a
su padre, sintió como el miedo al rechazo la enmudecía
-Hijita, te amo, no
me importa a quien ames. Sólo quiero que seas feliz – Dijo su padre
abrazándola.
No había pasado ni
dos días de aquella breve charla con su padre, y ya no aguantaba más de tanto
extrañarla… Su padre que la conocía muy bien, ya se había dado cuenta así que
la insto a partir.
-Ya regresa a Buenos
Aires
-No, Papá prometí
pasar enero contigo
-Mejor te vas, y me
prometes venir más seguido a visitarme
-Pero Papá
-Papá nada, ¡Estás
histérica!, Ve con ella…
Capítulo 20
Brenda llego casi al
amanecer, sabía que Ana y Daniel aun estarían en Mar del Plata y que Alex estaría
sola en su departamento. Y venía decidida a sorprenderla.
Primero subió a su
departamento y buscó la llave del de Alex, Daniel se la había dado a Ana un mes
atrás. Y sigilosamente se fue directo al departamento de Alex. Entró sin hacer
ruido y caminó a su cuarto… Al entrar la
vio… estaba completamente dormida en su cama… se quitó la ropa tratando de no
hacer ningún ruido para no despertarla y se deslizó bajo las sabanas a su lado…
comenzó a acariciarla… Alex algo dormida se estremeció, al darse vuelta, y
abrir los ojos, la vio ahí con ella.
Brenda se acercó más
y la besó. Alex supo que era el momento, que la espera había terminado… y que
podía amarla… se besaron, y lentamente se acariciaban, Brenda descubría el
placer en sus brazos. Sentía quemar su interior con cada roce, beso… y se
amaron esa mañana… y todo el día… se exploraron. Se descubrieron. Se quemaron
mutuamente con sus fuegos interiores.
Y es aquí cuando les
terminó la historia que alguna vez me contaron y yo no me la quería creer…
Según me dijeron, siguen los cuatro juntos e inseparables.
Daniel y Ana se casaron
después de noviar como cuatro años, y esperan su primer hijo. Daniel quiere
varón, dice que ya son muchas mujeres en su vida, necesita ayuda…
Alex y Brenda están
pensando en boda también, y en agrandar la familia. Y Daniel está feliz de ser
el donador. Pero ahí están pensándolo, porque las dos quieren pasar por ese
estado del embarazo… Así que tendrán que ponerse de acuerdo… ¿¿no??
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